Un par de las cinco leyes sobre seguridad ciudadana presentadas por el gobierno otorgan más poderes a la policía, que no tiene pocos. Entre las muchas atribuciones con las que ya cuenta está la de autorizar o no manifestaciones. Y la coordinadora de entidades en apoyo del pueblo palestino ha vuelto a convocar a otra para el sábado, que coincide con el 11 de noviembre, festividad del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, y una de las grandes celebraciones del pasado imperial británico. En términos generales, el gobierno prefiere que Scotland Yard la prohíba. Y en términos particulares, una de las figuras más extremistas del ejecutivo, Suella Braverman, ministra del Interior, calificó las movilizaciones a favor de los palestinos de "manifestaciones del odio". Sin llegar a utilizar las mismas palabras, tanto el primer ministro, Rishi Sunak, como el titular de Justicia, Alex Chalk, indicaron que existen elementos de odio en las marchas contrarias al bombardeo de los israelíes sobre Gaza. La Policía Metropolitana, pues, está muy presionada y, si no la prohíbe y finalmente hay algún incidente, será el asno de todos los golpes, y ni siquiera podrá contar con el apoyo de la titular de Interior. La ministra Braverman es especialista en atizar todo tipo de fuegos. El domingo desató otra polémica cuando dijo que las calles estaban siendo ocupadas " por hileras de tiendas ocupadas por gente, muchas de ellas del extranjero, que viven en la calle como una opción de vida". Se refería en términos despreciativos a los sintecho.
Rishi Sunak hace de la seguridad el núcleo del primer discurso real de Carlos III
El 'premier' presenta el programa legislativo del año preelectoral apelando a valores tradicionales de los conservadores
LondresUna vez más con escenografía de carrozas reales, rey, corona y reina; fanfarrias y estándares; e incluso manifestantes contrarios a la monarquía por mostrar la tolerancia del sistema, Westminster –y en concreto la Cámara de los Lores– ha sido testigo este martes del primer discurso de Carlos III como rey: ha sido en el marco de la formal y arcana ceremonia de apertura del año del Parlamentario británico, que ha servido al primer ministro Rishi Sunak para presentar el programa de gobierno del último año de la legislatura. Las elecciones generales de 2024 previsiblemente tendrán lugar en torno a octubre o noviembre.
A través de las palabras de Carlos III, Sunak ha querido aparecer como un gobernante duro y ha elegido más poderes para la policía o las barreras a la inmigración sin papeles como uno de los núcleos relevantes de la acción del ejecutivo próximos meses. Cinco de las veintiuna leyes que se han presentado –se conocían todas, de hecho– abordan lo que se puede llamar "capítulo de la seguridad personal". Se incluyen también más duras sentencias para los criminales, especialmente por delitos grúas o muy graves. Son propuestas que se podrían tramitar y completar de forma rápida, y que serían vigentes antes de que se abrieran los colegios electorales.
El establecimiento progresivo de la prohibición del tabaco o, entre otros, la independencia y la " seguridad" energética por el procedimiento de favorecer más licencias para la explotación de nuevos campos de petróleo y gas en el mar del Norte, y no de incentivar la energía verde, son otras de las decisiones que ha tomado Sunak, que establece así una línea roja de diferenciación con los laboristas. La reforma de los arrendamientos, con mayor protección de los hasta ahora casi desprotegidos inquilinos, o cuestiones que el gobierno ha denominado de "fortalecimiento de la sociedad", como la creación de órganos independientes a las sociedades anónimas que son los clubs de fútbol porque los aficionados tengan una voz, son otros de los capítulos más llamativos del discurso.
Pero muy poca concreción, o nada, en cuanto a medidas para remediar la crisis del coste de la vida que llevan año y medio sufriendo los británicos, aunque, de hecho, ha sido el primer enunciado del programa, si bien en términos muy genéricos e inconcretos. Si existen, las soluciones económicas que podrían impactar en el bolsillo de los ciudadanos restan a la espera del anuncio del próximo presupuesto, que el ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, ofrecerá en el Parlamento en dos semanas. La muy improbable bajada de impuestos es lo que esperan los conservadores, como si fuera una roca en la faja, para tener posibilidades de victoria el próximo año.
Tampoco ha dicho nada sobre los grandes problemas estructurales del país relativos a los servicios públicos, como la crisis endémica del Sistema Nacional de Salud, la contaminación de los ríos o la renuncia o el retraso en la implementación de políticas energéticas verdes.
Con su primer discurso del rey, Sunak ha querido no sólo dibujar una línea diferenciada de las propuestas laboristas, sino romper también con el caótico pasado conservador de los años de las guerras del Brexit. La llamada a los valores más tradicionales del Partido, en especial en el capítulo de la seguridad, es la apuesta del premier para llegar con posibilidades a la cita con las urnas, a la espera del pronunciamiento del jefe del Tesoro, Hunt.
A estas alturas, las encuestas se muestran empeñadamente contra los tories, con una distancia en relación a la oposición que lidera Keir Starmer de entre 15 y 20 puntos. La oposición ha tildado en general el contenido político del discurso del rey como "puros retoques" de piezas legislativas que se encuentran ya en tramitación, o fuegos artificiales, que sólo se quedarán en enunciados, como el intento de prohibir progresivamente el tabaco, aumentando cada año al menos en un año la edad mínima para poder comprarlo.
Después de más de 70 años de discurso de la reina por parte de Isabel II, el de 2023 ha sido el primer discurso del rey de Carlos III, si bien el año pasado, en mayo, él mismo ya le entregó, en sustitución de la madre, ausente entonces a causa de su frágil salud. En el 2021 el rey asistió como acompañante de la reina a una Cámara de los Lores entonces medio vacía y con distancia social, asediada por la pandemia. Más allá de las propuestas legislativas, pues, la ceremonia de este martes ha reflejado los grandes cambios políticos que ha vivido el país en los dos últimos años.
El discurso de 2022 se centró en buena parte en los efectos de la guerra de 'Ucrania, y tuvo lugar en los días finales del período de Boris Johnson en Downing Street. Sunak va tomar el relevo hace un año, después del brevísimo y aún más caótico mandato de Liz Truss, y en estos momentos el premier lucha contra el recuerdo de tanta inestabilidad y tan ineficaz gestión, además del legado muy pobre de los más de trece años de su partido en el poder. Demasiadas dificultades para superarlas con un programa carente de una visión a largo plazo. La tradición y la pompa de la Corona resisten, y se perpetúan, pero el gobierno tory probablemente ya no da para más.