La Unión Europea está repartiendo más de cinco millones de pastillas ante el temor de un potencial accidente en la central nuclear más grande de Europa, la de Zaporiyia (Ucrania), que está en primera línea de frente y ya ha sufrido varios daños. De momento solo se da la pastilla a los residentes que viven a un radio de 50 kilómetros de la central, pero la Unión Europea ha proveído a Ucrania con muchas por si también lo acaba necesitando gente que vive más alejada de Zaporiyia. Los habitantes de esta zona solo se tienen que tomar la píldora en caso de que haya un escape radiactivo confirmado.
La Unión Europea acuerda restringir los visados para turistas rusos
Los Veintisiete superan la división inicial y aprueban conjuntamente otra medida para castigar a Rusia
BruselasLa Unión Europea vuelve a mostrar unión ante la Rusia de Vladímir Putin. Después de semanas de debate, los Veintisiete han superado las divisiones y han aprobado de manera conjunta la restricción de visados a los turistas rusos, una medida que había pedido incluso el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El nuevo castigo en Moscú se ha decidido este miércoles en la reunión celebrada en Praga por los ministros de Asuntos exteriores de la UE. De este modo, se acaba con el tratado de 2007 firmado con el Kremlin, que facilitaba y abarataba la obtención de visados para los ciudadanos rusos.
Ahora bien, la medida tiene letra pequeña y, a pesar de que se rompa el acuerdo firmado ahora hace quince años (y la insistencia de algunos de los países más favorables a la prohibición total), no se los veta de forma total la entrada en el espacio Schengen. El alto representante de la UE, Josep Borrell, ha resumido que el acuerdo les pondrá obstáculos para entrar en territorio comunitario. En primer lugar, porque será más caro —hasta hoy, el precio máximo era de 35 euros y a partir de ahora el precio mínimo será de unos 80—; en segundo, porque ya no se agilizarán los trámites para obtener permisos de entrada múltiple. "De esta manera, se reducirá significativamente el número de nuevos visados. El proceso será más difícil y más largo", ha afirmado el jefe de la diplomacia europea en la rueda de prensa celebrada después de la reunión. Además, hay que tener en cuenta que muchos países han reducido el personal en los consulados que tienen en Rusia, lo que todavía puede alargar más los procesos.
Borrell, que inicialmente se había posicionado en contra de la medida, ha argumentado que desde mediados de julio el movimiento de rusos hacia los países limítrofes con Rusia ha aumentado de manera importante, y que se trata de un "riesgo para la seguridad" del conjunto de la UE. De hecho, según la agencia fronteriza de la Unión Europea, Frontex, más de un millón de ciudadanos rusos han atravesado las fronteras del espacio Schengen por puntos de paso terrestres desde el primer ataque del ejército ruso en Ucrania, la mayoría a través de Finlandia y Estonia. Así han esquivado las sanciones que restringían los vuelos hacia Europa desde los aeropuertos rusos.
Aun así, Borrell no ha dado más detalles sobre cómo Bruselas tiene pensado complicar la finalización de los trámites y hacerlos más lentos, puesto que el encuentro de hoy en Praga ha sido informal y, por lo tanto, el acuerdo solo es político y hace falta que los embajadores lo acaben de concretar.
Más autonomía por los estados
La Unión Europea, sobre todo los países más reticentes a negar la entrada a ciudadanos rusos como Alemania o España, esperan que con la rescisión del acuerdo de 2007 haya suficiente para reducir el número de turistas rusos, pero otros estados del centro de Europa y limítrofes con Rusia que habían pedido la prohibición total tienen más dudas. Por ejemplo, el ministro de Asuntos exteriores checo, Jan Lipavsky, dijo antes de la reunión de este miércoles en Praga que celebraría la decisión, pero que solo la veía como "un primer paso importante".
Si bien la UE sigue actuando de forma unida contra el Kremlin, antes del acuerdo tomado este miércoles, diferentes diplomáticos de los Veintisiete han hecho declaraciones en direcciones muy opuestas. El propio Borrell y la Comisión Europea habían defendido que no había que castigar todavía más a todos los ciudadanos rusos, que también son víctimas del régimen autoritario de Vladímir Putin y no forzosamente están a favor de la guerra de Ucrania. También recordó que desde el inicio de la guerra ya no se expiden visados a los oligarcas más cercanos a Putin o con una vinculación directa con el Kremlin.
En cambio, el ministro de Asuntos exteriores de Letonia, Edgar Rinkevics, insistió en el hecho de que es "moralmente inaceptable" ver cómo en plena guerra, mientras los ciudadanos ucranianos sufren tanto, los rusos están haciendo turismo por Europa.
En cualquier caso, con el acuerdo al que la UE ha llegado hoy consigue mantener su preciada unidad de acción y, a la vez, deja relativamente satisfecho al grueso de los gobiernos comunitarios, puesto que cada país en la práctica tendrá más autonomía para decidir si quiere ser más o menos flexible a la hora de expedir visados a turistas rusos.