Una vez detenido el 'capo' de la Cosa Nostra, ¿quién será su sucesor?
El arresto de Messina Denaro, el último heredero, incrementa la necesidad de una reorganización en la cúpula de la mafia siciliana
RomaHan pasado 30 años desde que la comisión provincial de la Cosa Nostra se reunió por última vez para elegir al jefe supremo de la mafia siciliana. El arresto de Totò Riina y, unos años más tarde, el de su mano derecha, Bernardo Provenzano, había dejado descabezada la organización criminal. Matteo Messina Denaro, el alumno más aventajado de aquella mafia sanguinaria que sembró de cadáveres las calles italianas, se convirtió en el heredero natural de los padrinos de Corleone.
Pero, a pesar de su carisma y su influencia, Messina Denaro, detenido esta semana en una clínica privada de Palermo donde recibía quimioterapia bajo una identidad falsa, no llegó a disfrutar del poder de sus predecesores. Su origen –es de la provincia de Trapani y no de Palermo, como todos los dirigentes históricos de la Cosa Nostra– y la necesidad de garantizar su propia supervivencia lo alejaron de la cúpula.
Aún así, Matteo Messina Denaro es considerado el último gran capo de la mafia siciliana, y su caída, después de casi tres décadas fugado, abre un periodo de incertidumbre. "El arresto de Messina Denaro supone un vacío de poder dentro de la Cosa Nostra, que ahora tendrá que encontrar un nuevo equilibrio interno", sostiene Roberto Galullo, periodista experto en crimen organizado. "El riesgo es que este punto de inflexión pueda ser aprovechado por la 'Ndrangheta, que ya controla el negocio del narcotráfico, el pulmón financiero de las mafias". Quizás para intentar frenar la pérdida de poder ante la cada vez más poderosa mafia calabresa, en los últimos años, la Cosa Nostra ha intentado reorganizarse.
Messina Denaro: ¿no tan 'capo'?
Hay algo que se debe considerar: muchos expertos defienden la tesis de que el mítico Totò Riina siguió mandando desde la prisión, hasta que murió en noviembre de 2017, con 87 años y después de vivir entre rejas desde que, en 1993, fue ingresado en un centro de máxima seguridad, acusado de haber matado a más de un centenar de personas, la mitad con sus manos. Solo unos meses después, ya entrados en 2018, los padrinos más importantes de Palermo se reunieron en un encuentro secreto para decidir el heredero, a la sombra, de Totò Riina. En la asamblea estuvieron presentes los líderes de todos los clanes de la capital siciliana. Poco después, la policía italiana descubrió que en aquella reunión la Cosa Nostra había elegido a un nuevo capo : Settimo Mineo, el más anciano. El turno de Messina Denaro todavía tendría que esperar.
Con 80 años acabados de cumplir, Settimo Mineo, oficialmente propietario de una joyería en el centro de Palermo, no era ningún desconocido para la justicia italiana. Condenado por asociación mafiosa en el histórico macroproceso con el que Giovanni Falcone y Paolo Borsellino sentaron en el banquillo de los acusados a más de 400 mafiosos, después de salir de la prisión volvió a activarse. Eso sí, extremando al máximo las precauciones. El anciano criminal tenía terror de que la policía pudiera interceptar las conversaciones, por eso no utilizaba teléfonos móviles. Todo un padrino a la vieja usanza a quien la corona le duró poco: una redada de las fuerzas de seguridad lo devolvió a la prisión solo unos meses después de que saliera.
Con Mineo fuera de combate, Messina Denaro se consolidaba, ahora sí, como el último heredero de los grandes capos de la mafia siciliana. Por este motivo, su detención ha incrementado la necesidad, casi la urgencia, de reorganizarse. "La Cosa Nostra tendrá que encontrar ahora un sustituto como punto de referencia para los grandes negocios", decía hace unos días el fiscal de Palermo, Maurizio de Lucia. Candidatos no faltan, aunque ni siquiera los investigadores se atreven a señalar públicamente ningún nombre como el legítimo heredero.
Necesidad de reorganizarse
Algunos dicen que la lista de sucesores la encabeza Giovanni Motisi, de 61 años y capo del clan de Pagliarelli, en busca y captura desde 1998. Conocido entre sus sequaces como el Pacchione (el gordo, en siciliano), las autoridades lo definen como el “sicario de confianza” de Totò Riina, gracias a un currículum nada despreciable de crímenes a sus espaldas. Entre los capos históricos también está Stefano Fidanzati, de 70 años y padrino de una histórica familia perteneciente a la aristocracia mafiosa de Palermo, que cuenta con más miembros dentro de la prisión que fuera. Fidanzati tiene el dudoso mérito de haber creado un imperio económico invirtiendo, a través de una red de testaferros, en los sectores más rentables de la región de Lombardía, al norte del país. Otro nombre es el de Giuseppe Auteri, mucho más joven que los anteriores, y que desde el verano pasado no da señales de vida: las autoridades italianas le han perdido la pista. Aún así, es considerado uno de los hombres de confianza de Calogero Lo Presti, uno de los nombres relevantes de la mafia italiana que en 2017 fue condenado a más de 20 años de prisión.
De todas maneras, John Dickie, profesor en el University College de Londres y autor de numerosos ensayos sobre la mafia, advierte de que el traspaso de poder dentro de la mafia siciliana no será automático, entre otras cosas porque la organización criminal hoy es más débil que nunca. “No se tiene que pensar en el jefe de la Cosa Nostra como si fuera un monarca absoluto, y muerto un rey se elige otro con la misma autoridad. Además, ahora mismo la Cosa Nostra no necesita ningún supremo; necesita, sobre todo, reorganizarse”.