Zelenski mantiene el pulso con Trump tras el ultimátum de Navidad
El presidente ucraniano pretende demostrar que es Putin quien no quiere llegar a ningún acuerdo
MoscúVolodímir Zelenski no parece dispuesto a sucumbir al ultimátum de Donald Trump para que acepte su plan de paz para Ucrania antes de Navidad. En las últimas horas, el líder ucraniano ha intentado devolver el balón al tejado de Estados Unidos y desviar la presión hacia Vladimir Putin con dos propuestas: la celebración de elecciones presidenciales en plena guerra si Washington garantiza su seguridad y una tregua sobre las infraestructuras energéticas. Rusia no quiere ni oír hablar de ello, pero la jugada pretende convencer a la Casa Blanca de que, mientras Kiiv está dispuesto a ser flexible, Moscú solo quiere continuar los ataques.
Trump está impaciente porque todavía no ha recibido una respuesta de Zelenski a la última versión del acuerdo que discutieron representantes ucranianos y estadounidenses a finales de la semana pasada. El presidente ucraniano ha insistido en que están trabajando en la contrapropuesta, que esperan entregar "en un futuro cercano" a Estados Unidos, y que, en paralelo, este miércoles ha mantenido una conversación con funcionarios de Washington sobre la parte del plan que hace referencia a la reconstrucción de Ucrania tras la guerra. El presidente ucraniano considera que ésta ha sido la primera reunión del grupo que trabajará en un documento sobre la reconstrucción y la recuperación económica del país. En el encuentro estaba el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el yerno de Trump, Jared Kushner, y el consejero delegado del fondo de inversión BlackRock, Larry Fink. "Hay muchas ideas que, con el enfoque correcto, podrían tener éxito en Ucrania", ha escrito el dirigente ucraniano en X, donde ha insistido en que es "la seguridad general" del país "lo que determinará la seguridad económica y fundamentará un entorno empresarial seguro".
Zelenski, que sostiene que "no habrá retrasos" por parte de Ucrania, es consciente de que Trump le ataca para que se sienta empujado a tomar una decisión más rápidamente. Sin embargo, en lugar de rebatir sus declaraciones en el diario Politico, en la que le acusaba de "utilizar la guerra para no celebrar elecciones", el dirigente ucraniano le ha recogido el guante y se ha abierto a pasar por las urnas en un plazo de entre dos y tres meses. Para ello, ha dado órdenes de buscar fórmulas para cambiar la legislación porque actualmente la ley marcial no lo permite.
La jugada es un brindis al sol. De entrada, porque la condición que pone es que Estados Unidos y la Unión Europea velen por la seguridad de la jornada. En la práctica, esto significa que Trump debería forzar a Putin a detener los combates al menos durante la votación. Además, casi nadie en Ucrania quiere unas elecciones en plena guerra, ni la oposición ni la mayoría de los ciudadanos. Por tanto, la finalidad real del movimiento es demostrar que él no es el obstáculo ni para la paz ni para el funcionamiento democrático del país, y exponer el Kremlin a pronunciarse sobre un alto el fuego que facilitaría unas elecciones que lleva años reclamando.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no quiso comentar este escenario, pero sí rechazó otra iniciativa de Zelenski enfocada a un objetivo similar: una tregua de los ataques sobre instalaciones energéticas. El presidente ucraniano recupera una propuesta de Estados Unidos que Putin estrafó y aplicó de forma unilateral en marzo y que, por tanto, sabe que contaría con el apoyo de Trump. Y más en un momento de máxima dificultad para Kiiv, que se enfrenta a largos períodos sin electricidad con temperaturas bajo cero. Ahora bien, según el portavoz, Rusia "no trabaja para una tregua, sino para la paz", lo que deja claro que considera superado cualquier debate sobre un alto el fuego temporal.
El Kremlin adula Trump
Desde Moscú, están convencidos de que se encuentran en plena sintonía con Washington. En una comparecencia en el Senado, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, enjabonó al presidente de Estados Unidos y repitió un mantra que desde la Casa Blanca nadie desmiente: que Trump comparte el planteamiento de Putin sobre la necesidad de eliminar las causas fundamentales del conflicto: no admitir a Ucrania a la OTAN y retornar para quienes llegaron al poder como resultado del golpe de estado del 2014", es decir, la revuelta de Maidan.
Pese al hermetismo del Kremlin sobre las discusiones con los emisarios estadounidenses, el ministro ha asegurado que el plan estadounidense prevé "la garantía de los derechos de las minorías nacionales" y "las libertades religiosas en lo que queda de Ucrania", dos cuestiones que no son troncales pero se troncales pero sí troncales pero sí. En el lenguaje ruso, esto implica compromisos de Kiiv de velar por la cooficialidad de la lengua rusa y aceptar la rama de la Iglesia ortodoxa rusa en Ucrania. Por todo ello, ha declarado que Trump es "el único líder occidental que se preocupa por los derechos humanos".
Los líderes europeos hablan con Trump
La estrategia de Moscú pasa por presentar a Europa como la responsable de continuar la guerra. En pleno debate sobre las garantías de seguridad para Ucrania, Lavrov ha remarcado que responderán a "cualquier movimiento hostil, incluido el despliegue de contingentes militares europeos en Ucrania".
Los líderes de la llamada Coalición de Voluntarios, el francés Emmanuel Macron, el británico Keir Starmer y el alemán Friedrich Merz, han mantenido una conversación con Trump este miércoles y jueves se reunirán entre ellos para coordinar las aportaciones europeas al plan de paz. Mientras, desde este miércoles, los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete se reúnen en Lviv, en el oeste de Ucrania, para afianzar el apoyo a Kiiv ya su proceso de adhesión a la UE.