El final de la autocracia populista de Babis en la República Checa
Todos los partidos de la oposición menos la ultraderecha se unen para formar gobierno
BarcelonaEl 16 noviembre de 2019 Praga revivió el ambiente revolucionario que treinta años antes había inundado las calles de la ciudad. Casi 300.000 personas salieron a la capital de la República Checa para exigir la dimisión del primer ministro, Andrej Babis, en una manifestación expresamente convocada en la vigilia del 30º aniversario de la Revolución de Terciopelo, en la que protestas multitudinarias y una huelga general habían puesto fin a cuatro décadas de régimen comunista al frente de lo que entonces todavía era Checoslovaquia bajo la órbita soviética.
La manifestación de hace dos años fue una más de los centenares que se convocaron en 2019 en contra de Babis, acusado de desviar fondos de la Unión Europea a sus empresas, que lo han convertido en uno de los hombres más ricos del país. Las protestas no lo lograron, pero los críticos del primer ministro sí que han hecho bastante fuerza ahora en las urnas y este lunes se ha constado el principio del fin de Babis al frente del ejecutivo checo.
Cinco partidos hasta ahora en la oposición han firmado oficialmente un acuerdo para gobernar el país centroeuropeo los próximos cuatro años, después de asegurarse una mayoría en las elecciones de principios de octubre. La coalición gubernamental es formada por el conservador Partido Democrático Cívico (ODS), los democristianos del KDU-CSL, el partido de centroderecha TOP09 –formaciones que ya se habían presentado juntas en las elecciones con la alianza Spolu (Juntos)–, y el Partido Pirata y una formación de alcaldes e independientes (STAN) –que también se habían presentado conjuntamente–. Los cinco suman 108 escaños de los 200 que tiene el Parlamento checo.
Spolu consiguió una victoria muy ajustada, pero suficiente, con un 27,8% de los votos, mientras que la Alianza de los Ciudadanos Insatisfechos (ANO, según las siglas en checo, que también quiere decir sí) de Babis se quedó con un 27,1%. La alianza de los Piratas y STAN obtuvo un 15,6% y la formación de ultraderecha Libertad y Democracia Directa (SPD), un 9,6%. Por primera vez en las tres décadas de historia del país, tanto los comunistas como los socialdemócratas no consiguieron suficientes votos para quearse en el Parlamento. El acuerdo de gobierno a cinco supone que prácticamente todos los partidos con representación se han conjurado para echar a Babis. Solo la ultraderecha ha quedado excluida de la coalición de gobierno, aparte del ANO.
El próximo primer ministro checo será el líder de los conservadores del ODS, Petr Fiala, un historiador y politólogo de ademán serio y hablar sosegado que contrasta con el "populismo autocrático" de Andrej Babis. Este magnate y propietario de un gran conglomerado de empresas multisectorial entró en política en 2011 y asumió las riendas del gobierno checo en 2017, en coalición con los socialdemócratas y el apoyo de los comunistas. Los escándalos de corrupción lo han perseguido desde que la Comisión Europea lo acusó de conflicto de intereses porque continuaba controlando su holding empresarial, que ha recibido centenares de millones de euros en subsidios europeos.
Además, cuando faltaba menos de una semana para las elecciones, su nombre apareció en los papeles de Pandora, que revelaron que Babis había hecho una inversión de 22 millones de dólares en 2009 a través de una cadena de sociedades offshore para comprar dieciséis inmuebles, entre los cuales se encontraba un castillo en la Costa Azul francesa. Y esto, a pesar de que él había asegurado que nunca había utilizado sociedades opacas.
La pandemia también ha representado un golpe duro a la gestión del gobierno de Babis, que ha tenido cinco ministros de Sanidad desde que empezó la crisis del covid.
Berlusconi checo
Según Lubomir Kopecek, politólogo de la Universidad Masaryk de Brno, el mandato de Babis se puede definir como un "populismo autocrático". "Es un modelo parecido al de Silvio Berlusconi: gestionar el estado como si fuera su empresa", explica al ARA. "Las elecciones fueron un referéndum sobre Babis y su partido", asegura el experto, que remarca que la nueva coalición de gobierno se opone firmemente al estilo de hacer política del hasta ahora primer ministro.
De hecho, Babis todavía mantiene el cargo previsiblemente hasta finales de esta semana, cuando se espera que el presidente del país, Milos Zeman, se reúna con Fiala para hacer oficial el nombramiento. El proceso ha quedado en standby durante un mes porque Zeman –que sufre una insuficiencia hepática crónica– tuvo que ser ingresado de urgencia el día después de las elecciones. Hasta hace pocos días, el presidente continuaba en la UCI, incapacitado para trabajar, cosa que abrió el debate sobre si había que recurrir a la vía legal prevista en la Constitución para sustituirlo en sus funciones. Pero la semana pasada afirmó que quería acelerar la formación de gobierno y que estaba dispuesto a nombrar a Fiala.
Gobierno de centroderecha
El nuevo gobierno tiene una ideología "mayoritariamente orientada a la derecha", explica Kopecek. El único partido con una tendencia más bien de centroizquierda es el Partido Pirata, que difiere del resto en cuestiones sociales como, por ejemplo, el matrimonio homosexual. Aun así, ha conseguido tan pocos diputados (solo cuatro) que tendrá una influencia muy limitada y "ni tan solo es necesario".
Los partidos de la coalición de gobierno se han comprometido a recortar los déficits presupuestarios, que se han disparado desde el año pasado en medio de la pandemia, y las subidas de las pensiones y los salarios, medidas que Babis impulsó para atraer los votos de jubilados y trabajadores. "Debemos resolver los problemas que preocupan a la gente cuanto más deprisa mejor y sacar al país de las crisis que ha sufrido: la sanitaria, la económica y la de valores", ha dicho el futuro primero ministro Petr Fiala durante la ceremonia de firma del acuerdo.