Por qué la guerra de Afganistán ha sido un negocio billonario

Las cinco grandes empresas militares de Estados Unidos han acumulado enormes beneficios

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Un soldado norteamericano  en un entrenamiento en las afueras de Kabul.

Barcelona"La gente dice que el Pentágono no tiene una estrategia, pero se equivoca. La estrategia es: "No paréis el flujo de dinero, haced que crezca". Las palabras del coronel John Boyd, expiloto de cazas de la Guerra de Corea, asesor militar y autor de una influyente teoría de la guerra, resuenan hoy con la retirada de Estados Unidos de Afganistán. Y es que el terrible coste humano, político y de seguridad de veinte años de intervención norteamericana no ha sido tan desastroso para la industria militar de EE.UU. (ni tampoco para la británica), que ha visto como la lluvia de millones no se ha interrumpido nunca.

Desde septiembre de 2001, cuando George W. Bush autorizó el uso de la fuerza militar en Afganistán en respuesta a los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre, Estados Unidos ha gastado más de 2,3 billones de dólares en Afganistán, es decir, unos 300 millones de dólares diarios (254 millones de euros), según los cálculos de Watson Institute.

Las partidas presupuestarias evidencian cuáles han sido las prioridades de la Casa Blanca en el conflicto. Unos 800.000 millones de dólares se han dedicado a operaciones de contrainsurgencia, unos 85.000 millones a entrenar y equipar al ejército afgano (que se ha fundido ante la ofensiva de los talibanes en cuestión de semanas) y unos 36.000 millones a la gobernanza y el desarrollo. Para combatir el tráfico de drogas –principal fuente de financiación de los integristas– y para ayuda humanitaria, apenas se han dedicado 4.000 millones de dólares, respectivamente.

Disparados en la bolsa

"Si usted hubiera invertido 10.000 dólares en las cinco principales empresas militares de Estados Unidos en septiembre de 2001, y hubiera reinvertido todos los beneficios desde entonces, la misma cartera de acciones hoy valdría diez veces más", concluye John Schwarz en un artículo en el prestigioso portal de periodismo de investigación The Intercept . "Por esto es incorrecto concluir que la toma de Afganistán por los talibanes con la retirada norteamericana significa que la guerra ha sido un fracaso. Al contrario, desde la perspectiva de algunos de los hombres más poderosos de Estados Unidos puede haber sido un éxito extraordinario. Sobre todo para los miembros de los consejos de administración de los cinco principales contratistas de defensa, que han fichado altos oficiales retirados", concluye.

Y una buena parte de este dinero se ha dilapidado claramente, como ha denunciado –en informes tan sistemáticos como ignorados– John Spoko, el inspector general para la reconstrucción afgana nombrado por el presidente Barack Obama en 2012. Entre otros muchos despropósitos, su oficina destapó en 2017 que se habían gastado 28 millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos para pagar el diseño de camuflaje de los uniformes de los soldados afganos a un contratista privado... Con un dibujo pensado para esconderse en entornos boscosos que no funciona en los paisajes desérticos que dominan el país. "El ministro de Defensa afgano había escogido aquel dibujo... ¿Y si los hubiera pedido de color rosa, también los habríamos comprado sin hacer ninguna pregunta? Es de locos. Hemos derrochado 28 millones de dólares en nombre de la moda, porque un ministro pensó que era más bonito", lamentaba Spoko en declaraciones a USA Today.

Los cinco grandes que se han hecho de oro en Afganistán
  • Boeing • Beneficio total desde 2001: 974,97% • Revalorización en bolsa: 10.000 dólares en acciones de 2001 valdrían ahora 107.588,47 dólares • Exmilitares en su consejo de administración: Edmund P. Giambastiani Jr. (ex vicepresidente de Estado Mayor), Stayce D. Harris (ex inspector general de la Fuerza Aérea), John M. Richardson (ex jefe de Operaciones Navales)
  • Raytheon • Beneficio total: 331,49% • Revalorización en bolsa: 10.000 dólares en acciones de 2001 valdrían ahora 43.166,92 dólares • Exmilitares en su consejo de administración: Ellen Pawlikowski (general retirada de la fuerza aérea), James Winnefeld Jr. (almirante retirado), Robert Work (ex vicesecretario de Defensa)
  • Lockheed Martin • Beneficio total: 1.235,60 % • Revalorización en bolsa: 10.000 dólares en acciones de 2001 valdrían ahora 133.559,21 dólares • Exmilitares en su consejo de administración: Bruce Carlson (general retirado de la fuerza aérea), Joseph Dunford Jr. (general retirado de los marines)
  • General Dynamics • Beneficio total: 625,37 % • Revalorización en bolsa: 10.000 dólares en acciones de 2001 valdrían ahora 72.515,58 dólares • Exmilitares en su consejo de administración: Rudy de Leon (ex vicesecretario de Defensa), Cecil Haney (almirante retirado), James Mattis (ex secretario de Defensa y ex general ), Peter Wall (ex general británico)
  • Northrop Grumman • Beneficio total: 1.196,14% • Revalorización en bolsa: 10.000 dólares en acciones de 2001 valdrían ahora 129.644,82 dólares • Exmilitares en su consejo de administración: Gary Roughead (ex almirante), Mark Welsh III (ex general de la fuerza aérea)

Hay más contratos millonarios que también han sido un auténtico fiasco. A finales de julio, pocas semanas antes de la retirada norteamericana, el Pentágono entregó al ejército afgano 37 nuevos helicópteros del modelo UH-60, fabricado por Lockheed Martin Corporation, cada uno de los cuales cuesta más de 10 millones de euros. El problema es que ya se habían entregado 53 de estos aparatos antes a la región en los últimos años y pocos de estos son operativos, porque los mecánicos afganos no pueden asegurar su mantenimiento. De hecho, de esto se encargaban los contratistas norteamericanos, que en las últimas semanas abandonaron apresuradamente el país. Durante años, Estados Unidos proveyó al ejército afgano con helicópteros de fabricación rusa, los MI-17 (con un coste de 3,8 millones de euros cada aparato), máquinas que los pilotos y mecánicos locales conocían desde hacía décadas y que funcionaban mejor a gran altitud, en las partes montañosas del país. Fue así hasta que se destapó la corrupción del coronel norteamericano al frente del programa, Norbert Vergez, que acabó confesando relaciones turbias con la mafia rusa. Pero ahora el inspector Spoko ha denunciado que los nuevos helicópteros que se sirvieron después "son el aparato equivocado para el país y los afganos no los pueden usar: tal y como llegaron allá, fueron abandonados y todavía los ves en el aeropuerto de Kabul enmohecidos y con plantas creciendo alrededor suyo".

Puertas giratorias

Según una investigación del Proyecto de Supervisión del Gobierno de 2018, al menos 380 altos cargos del departamento de Defensa y oficiales de alta graduación pasaron en una década a trabajar como grupo de presión, consultores o ejecutivos de contratistas de empresas militares menos de dos años después de haber abandonado el ejército o la administración. Entre ellos había 25 generales, 9 almirantes, 43 tenientes generales y 23 vicealmirantes. El caso más conocido es el de James Mattis, el general que tras retirarse se incorporó al consejo de administración de General Dynamics durante tres años, antes de convertirse en el secretario de Defensa de Donald Trump y, posteriormente, volver a la misma empresa. Lloyd Austin III, su sucesor con Joe Biden, había sido director de Raytheon, el segundo contratista de defensa del país.

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