Guerrilleros del teclado en Ucrania: así se hace la ciberguerra contra Rusia
Unos 300.000 ucranianos se han sumado al conocido como el Ejército de Tecnología de la Información
Enviada especial a Odesa (Ucrania)En la era de la guerra híbrida, los ordenadores, los teléfonos móviles y las tabletas se han convertido también en un arma. Vadim Kírov, un activista de Odesa de 25 años, es uno de los 300.000 ucranianos que se han sumado a lo que aquí se conoce como el Ejército de Tecnología de la Información. Él no es programador, pero tampoco le hacen falta conocimientos avanzados: alguien ha puesto al alcance de todos los usuarios las herramientas para contrarrestar la desinformación del Kremlin o tumbar webs oficiales.
A través del canal de Telegram llamado IT Army of Ukraine, se coordinan los ataques DDoS, que hacen caer las páginas web. Básicamente funcionan inundando un sistema con peticiones masivas de acceso simultáneas. "No tienes que hacer nada. Te pones en el ordenador, haces clic en el enlace y la máquina hace el trabajo", explica el joven, que también se dedica a recoger medicamentos y ayuda humanitaria para los desplazados internos. Hasta ahora, los objetivos han sido los ministerios rusos de Cultura y Energía, la administración de prisiones de Rusia y las páginas de los ferrocarriles. En algunos casos las webs son inaccesibles, pero en otros han llegado a mostrar imágenes de denuncia de la guerra, como la que apareció en la web de Rospatent, el servicio ruso de propiedad intelectual, donde se veía manifestantes corriendo ante la policía con porras bajo una bandera rusa y un hombre frenando un tanque bajo una de ucraniana.
"Y mientras todavía estamos hundiendo la página de los ferrocarriles rusos, os ofrecemos direcciones de e-mail de altos cargos rusos en el Parlamento, el gobierno o los medios de comunicación", dice otro mensaje en el mismo canal. Anonymous dijo al inicio de la invasión que se sumaría también a esta estrategia de disrupción contra las autoridades rusas.
Otro frente es intentar influir sobre la opinión pública rusa. "Recogimos mil dólares para promover publicaciones en Facebook contra la invasión rusa, y las hicimos llegar a centenares de miles de personas en Rusia, hasta que el Kremlin ordenó cerrarlo", explica otro joven, que prefiere no dar su nombre. Con una industria local en horas bajas, elevadas tasas de paro y empresas internacionales buscando mano de obra barata que pueda trabajar en remoto, muchos jóvenes ucranianos han apostado por dedicarse a las tecnologías de la información: cada año se licenciaban 25.000, que han alimentado uno de los pocos sectores en auge del país. La gran mayoría de las empresas de este ámbito ya tenían planes de contingencia para la invasión rusa y, a pesar del brutal impacto de la guerra, continúan trabajando desde dentro y fuera del país, con el objetivo de sobrevivir económicamente, pero también con el de contribuir a la defensa de Ucrania.
La pareja de Kírov, que es diseñadora gráfica, dibuja carteles para compartir en las redes sociales dentro y fuera del país: desde la demanda a los países de la OTAN de una zona de exclusión aérea hasta instrucciones para fabricar cócteles Molotov en casa.
La resistencia digital también se dedica a recoger fondos y a organizar las redes de voluntarios que trabajan día y noche para conseguir y repartir alimentos, ropa de abrigo y medicamentos para los desplazados internos o para el ejército y las milicias organizadas para frenar la invasión. No todo el mundo es capaz de empuñar un arma.
Ciberataques rusos
Las autoridades ucranianas aseguran que, desde el inicio de la invasión, han sufrido un centenar de ciberataques que atribuyen a Rusia. La mayoría se han centrado en espionaje y desinformación, y hasta ahora no se han producido los temidos ataques informáticos a infraestructuras críticas como la red eléctrica, los trenes o las centrales nucleares. De momento no ha pasado de la guerra psicológica. En algunos casos, su complejidad indica que se habían estado preparando durante meses. Pero lo que no se ha visto hasta ahora es que el Kremlin fuera capaz de coordinar la guerra convencional con la cibernética. Una de las cosas que más teme la gente aquí es recibir informaciones falsificadas sobre los ataques que les puedan hacer pensar que se tienen que mover hacia un lugar supuestamente seguro y que resulten ser una trampa mortal.
¿Y cómo cree que se podría acabar toda esta pesadilla? El joven activista de Odesa solo ve una salida: "Nuestra esperanza es una revolución en Rusia que quite a Putin del poder. Hablo con mis amigos y familiares rusos y me dicen que allí ya no queda sitio en las cárceles para la gente que no está de acuerdo con la guerra". "¿Lo ves?", dice enseñando un mensaje en ruso que ha recibido por Telegram: "Putin dice que a Ucrania solo envían militares profesionales, pero este amigo de mi primo, que está haciendo el servicio militar, está aterrado porque lo han trasladado junto a la frontera".