Un agricultor belga mueve accidentalmente la frontera con Francia

Los dos países vecinos se han tomado el incidente con buen humor

Mar Bermúdez i Jiménez
2 min
La piedra que marca el límite de la frontera entre Bélgica y Francia entro en  pueblo belga de Erquelinnes

BarcelonaUn agricultor belga ha protagonizado una anécdota transfronteriza al cambiar, sin querer, el límite de la frontera entre Bélgica y Francia. Un grupo de entusiastas de la historia local paseaban por el bosque cuando se dieron cuenta de que el hito fronterizo estaba 2,29 metros fuera de lugar. Concretamente, hacia el territorio francés.

No se sabe del todo el motivo por el que el agricultor del pueblo belga de Erquelinnes movió la piedra, que pesa 150 kg y lleva la fecha 1819 grabada. Algunos medios argumentan que debía de ir con el tractor cuando se encontró la roca en medio del camino, le estorbaba y decidió moverla. Los vecinos, en cambio, aseguran que lo que pretendía era hacer más grande su propiedad. Sea como sea, lo que es seguro es que el agricultor no era consciente de que aquel ese acto aparentemente insignificante era en realidad trascendental, puesto que cambiaba la frontera entre dos países.

Por suerte, el incidente no ha levantado nada de polvareda; al contrario, desde los dos lados se han tomado la situación con ironía. "[El agricultor] Ha hecho Bélgica más grande y Francia más pequeña", decía a la cadena de televisión francesa TF1 David Lavaux, alcalde de Erquelinnes. "A mí me ha alegrado mucho, mi pueblo es más grande -decía riendo, y añadía:- Pero el alcalde de Bousignies-sur-Roc [el pueblo francés que limita con Erquelinnes] no debe de estar de acuerdo". Aurélie Welonek, la alcaldesa del pueblo francés, ha declarado en tono irónico a La Voix du Nord que "tendríamos que intentar evitar una nueva guerra fronteriza". "La reducción que hemos hecho de Francia no es muy importante", comentaba el alcalde belga, que se ha mostrado esperanzado con que la situación esté resuelta este fin de semana.

Buscar la solución

La actual frontera entre Francia y Bélgica tiene una extensión de 620 km y se estableció formalmente con la firma del tratado de Courtrai, que data de 1820, después de la derrota de Napoleón en Waterloo cinco años antes. El hito objeto del incidente se colocó en 1819, cuando se delimitó por primera vez la frontera.

Las autoridades locales belgas tienen previsto contactar con el labrador protagonista de la anécdota para pedirle que devuelva la piedra a su lugar original. Si esto no pasa, el caso podría acabar en el ministerio de Exteriores belga, que tendría que convocar la comisión fronteriza, inactiva desde 1930. Lavaux ha señalado que el agricultor también podría enfrentarse a cargos penales si no cumple la petición. "Si muestra buena voluntad, no tendrá ningún problema, solucionaremos este malentendido amistosamente", ha afirmado al lugar web de noticias belga Sudinfo.

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