Macron admite que la matanza de manifestantes argelinos en París en 1961 fue un "crimen inexcusable"

Es la primera vez que un presidente francés asiste al acto de homenaje a las víctimas

3 min
El presidente francés, Emmanuel Macron, al homenaje a las víctimas de la represión de la manifestación argelina del 1961

BarcelonaEl 17 de octubre de 1961, hace 60 años, Francia vivió uno de los capítulos más oscuros de su historia reciente: la masacre de centenares de manifestantes argelinos durante una marcha para reclamar la independencia del país norteafricano. Aquel octubre ya hacía siete años que la guerra de descolonización de Argelia duraba. Convocados por el Frente de Liberación Nacional (FLN, por sus siglas en francés), al menos 20.000 argelinos salieron a las calles de París para exigir una "Algeria argelina" y protestar por un toque de queda que se había impuesto solo a los "franceses musulmanes de Argelia".

La respuesta de la policía de la capital francesa, dirigida por Maurice Papon –que ya había sido vinculado al traslado forzoso de 1.600 judíos a los campos de exterminio nazis–, fue la represión drástica. Al menos 12.000 argelinos fueron detenidos y centenares murieron: apaleados –en la calle o en los centros de detención–, disparados o lanzados al río Sena. La cifra de víctimas oficial no existe, a pesar de que los historiadores hablan de más de 200 personas.

Coincidiendo con esta trágica efeméride, el presidente francés, Emmanuel Macron, participó este sábado en el acto de homenaje en el puente de Bezons, cerca de Nanterre, desde donde salieron muchos manifestantes aquel día. Se trata de un gesto sin precedentes, puesto que es la primera vez que un jefe de estado asiste a las conmemoraciones de la masacre, que calificó de "inexcusable". "Los crímenes cometidos aquella noche bajo la autoridad de Maurice Papon son inexcusables para la República", decía el comunicado del Elíseo, y Macron lo reproducía en su cuenta de Twitter. "La represión fue brutal, violenta, sangrienta", añadía.

En 2012, el entonces presidente francés, François Hollande, dio el primer paso y reconoció la masacre, poniendo fin así al silencio oficial que había imperado durante décadas en el país. Aquella fue la primera vez que un jefe de estado francés aceptaba públicamente que la brutal represión, que Hollande tildó de "sangrienta", había existido.

Las palabras de Macron han provocado reacciones diversas. Los partidos de izquierda han valorado que el presidente francés haya aceptado la responsabilidad histórica de los hechos, mientras que activistas han considerado que "no es suficiente". Según Rahim Rezigat, exmiembro de la federación francesa de la FLN, Macron "juega con las palabras" sin reconocer un "crimen de estado".

En el espectro de la derecha francesa ha habido una postura general de crítica hacia el gesto de Macron. Un ejemplo es el de la candidata de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, que ha considerado que "estos constantes arrepentimientos son insoportables". "Mientras Algeria nos insulta cada día, Emmanuel Macron continúa despreciando a nuestro país", ha escrito en su cuenta de Twitter. 

La efeméride llega en uno de los peores momentos en cuanto a las relaciones diplomáticas entre Francia y Argelia, deterioradas desde finales de septiembre, especialmente después de unas declaraciones de Macron en donde acusaba al "sistema politicomilitar" argelino de utilizar "las rentas de la memoria" para señalar a Francia como un chivo expiatorio de todos sus problemas. Lo dijo, según publicó el diario Le Monde, en un encuentro con descendentes de figuras destacadas de la guerra de Argelia. El gobierno del país norteafricano respondió llamando a consultas a su embajador en París y cerró su espacio aéreo a los aviones militares franceses.

stats