Europa

De Mali a morir de calor en un campo de Italia

Prohibido el trabajo agrícola a mediodía en el sur del país después de la muerte de un jornalero maliense

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Jornalers al campo al sur de Italia.

BarcelonaLa región de la Apulia, en el sur de Italia, ha prohibido trabajar en el campo entre las doce y media del mediodía y las cuatro de la tarde, cuando las elevadas temperaturas puedan suponer un riesgo para la salud. Es la respuesta a la muerte repentina de Camara Fatamandi, un chico de 27 años nacido en Mali que el día de San Juan cayó tendido mientras iba en bicicleta después de trabajar en el campo a más de cuarenta grados en Brindisi. La prohibición estará en vigor hasta el 31 de agosto y la comunidad africana reclama que se amplíe a todo el territorio italiano.

"Paró de pedalar, dejó la bicicleta, cayó al suelo de rodillas y se desmayó. Así es como acabó sus días", recordaba un testigo al diario italiano La Repubblica. El maliense había llegado hacía solo tres días a la región, procedente de la localidad de Eboli, cerca de Nápoles, y vivía con su hermano. Según su familia trabajaba de sol a sol por un jornal de seis euros la hora. Las autoridades están investigando las circunstancias de su muerte.

Italia vive una ola de calor que en algunas regiones está disparando los termómetros hasta 44 o 45 grados. Miles de jornaleros originarios de África o de Europa del Este trabajan en la cosecha de viña o la fruta siguiendo el llamado caporalato, el sistema por el que los jornaleros pagan una parte del sueldo a los caporales, que a menudo están vinculados a las mafias. Precisamente la semana pasada siete hombres fueron detenidos acusados de explotar a trabajadores inmigrantes en la región en "jornadas extenuantes a pleno sol". "Es una muerte inhumana", declaró el sábado en una entrevista a la Rai Riccardo Rossi, alcalde de Brindisi, que reconoció que no había equipaciones médicas para atender a Fantamadi y al resto de jornaleros en la zona. "Estas condiciones en el campo son inaceptables".

En comunicado difundido por los medios locales, la comunidad africana de la ciudad denuncia que el joven "no murió de una enfermedad sino por explotación", y anuncian una recolecta para pagar los gastos de la repatriación del cuerpo del joven.

"Una muerte anunciada"

Por su parte, en un comunicado conjunto varios sindicatos han reclamado que el suceso, que consideran "una muerte anunciada", sirva para "poner el foco en la situación de miles de trabajadores migrantes que trabajan en condiciones de explotación inhumana, que vulneran no solo las leyes sino las normas más elementales de respeto a la dignidad de la persona". También alertan de que estos trabajadores "se ven obligados a someterse al chantaje, a una intermediación ilegal y a la economía sumergida" y reclaman "más dignidad para personas poco valoradas pero muy útiles para nuestra agricultura, sin las cuales la producción agrícola ya no sería posible".

En concreto reivindican mejoras salariales, contratación y políticas de acogida e integración realmente efectivas. A la vez, proponen que se facilite transporte gratuito a los jornaleros. Los sindicatos recuerdan que la muerte de Fatamandi no es un caso aislado: en julio de 2015 Paola Clemente, una jornalera italiana de 49 años madre de tres hijos, murió de un infarto causado probablemente por un golpe de calor cuando hacía la vendimia en la localidad de Andria, en la misma región. Ese mismo verano también murieron en varias localidades del campo italiano un sudanés, un tunecino y un rumano.

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