Orbán cronifica el estado de emergencia

La alianza de Hungría con Polonia, la República Checa y Eslovaquia se agrieta por la guerra en Ucrania

Cristina Gironès
3 min
El primer ministro húngaro, Víktor Orbán

PragaEl Gobierno húngaro aprobó el martes una enmienda constitucional que otorga poderes de emergencia al primer ministro Viktor Orbán, una medida que alarga efectivamente el estado de emergencia decretado por la pandemia que acabará a finales de mes. Según el líder del ultranacionalista Fidesz, esto se debe a la guerra en Ucrania y a la "amenaza constante" que el conflicto supone para el país. La enmienda, pues, permitirá a Orbán continuar gobernando por decreto, frenar derechos fundamentales y suspender las leyes sin supervisión parlamentaria. El Comité de Helsinki de Hungría (HHC), una organización de derechos humanos y políticos, denuncia que estas medidas autoritarias podrán ser utilizadas por el Gobierno para marginar la oposición y sofocar las críticas.

Y es que, según explicó en un vídeo publicado en su cuenta oficial de Facebook el primer ministro húngaro, la guerra “pone en riesgo la seguridad física y amenaza la seguridad energética y financiera de la economía y las familias de Hungría”. Para hacer frente a esto, el mandatario declaró que entrarían en vigor nuevas medidas excepcionales para poder proteger al país “a través de cualquier medio al alcance”. Orbán anunció el miércoles las primeras medidas bajo las nuevas competencias de emergencia, que incluyen el control de bancos, energía, telecomunicaciones, empresas minoristas y aerolíneas, y le permiten subir los impuestos para financiar, entre otras cosas, las inversiones en defensa.

El Gobierno de Orbán, que ganó un cuarto mandato consecutivo en abril, ya ha utilizado ordenamientos legales de excepción antes. Un decreto similar que otorgaba poderes de emergencia al primer ministro se aprobó por primera vez durante la crisis de personas refugiadas en septiembre de 2015 y se mantuvo hasta marzo de 2016. Después decretó también el estado de emergencia por la pandemia en marzo de 2020, que fue renovado el noviembre del mismo año. El último estado de emergencia pandémico todavía está vigente en Hungría, pero acaba pronto. Por eso, esta nueva enmienda permitirá al ejecutivo continuar teniendo el control del país y su población. Como recuerda el HHC a través de estos poderes también es posible restringir el acceso a los datos públicos y evitar referéndums locales.

Esta cronificación del estado de excepción solo hace que consolidar a Orbán como mandatario autoritario, según declara Jan Kovář, experto en relaciones internacionales. Para la Unión Europea esto supone un revés importante, después de haber sido más de una década observando el retroceso democrático de Hungría.

Este nuevo ordenamiento jurídico ha sido posible gracias a la décima enmienda en la Constitución de 2011, aprobada este martes por la mayoría de su partido, Fidesz, con dos tercios en el Parlamento, que autoriza al Gobierno a declarar un estado de emergencia en caso de conflicto armado, guerra o desastre humanitario en un país fronterizo, como es el caso actual con Ucrania.

La alianza de Visegrado, en peligro

La reelección de Orbán y las posiciones políticas que ha tomado respecto a la guerra de Ucrania también están poniendo en peligro la alianza de Visegrado o V4, el grupo de presión geopolítico que Hungría comparte con Polonia, Eslovaquia y la República Checa. Países que han reaccionado de manera diferente a la invasión rusa. La negativa de Budapest a autorizar el envío de armas en Ucrania a través de su territorio o a la desconexión del gas y el petróleo ruso están llevando más al límite las relaciones diplomáticas de estos cuatro países de Europa Central. A pesar de que el bloque ya estaba en crisis debido a las trayectorias iliberales y antieuropeístas de Orbán y su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, el conflicto ucraniano está acabando de tensar la cuerda.

Tal como argumenta Kovář, esta alianza nació en 1991 como un marco común entre los cuatro países a la vez que buscaban la integración en la Unión Europea. “Actualmente, ni un propósito ni el otro parecen a la orden del día”, explica el académico.

La buena relación del primer ministro húngaro con el presidente ruso, Vladímir Putin, ha llevado a Orbán a afirmar que Hungría tenía que mantenerse neutral en la guerra y que tenía que apuntalar sus vínculos económicos con Moscú. Esta diplomacia permitió que durante unos meses Hungría pagara uno de los precios de gas más bajos de toda la Unión Europea. Todas estas decisiones están chocando frontalmente con las resoluciones y el apoyo que Polonia, Eslovaquia y la República Checa están brindando a Volodímir Zelenski: fueron pioneros en el envío de armas al inicio de la invasión.

Así pues, y a pesar de que las diferencias dentro de la alianza de Visegrado no son ninguna novedad, Kovář destaca que los desacuerdos nunca habían sido tan profundos. “Veremos qué pasa con Hungría, pero creo que habrá cambios dentro de muy poco”, vaticina el académico.

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