Guerra entre Israel y Palestina

El gran reto para el ejército hebreo: "Debajo de Gaza hay una ciudad subterránea"

La red de túneles de la Franja y la densidad del entorno urbano serán los principales obstáculos para Israel si se decide por una invasión terrestre

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Un soldado israelí en un tunel construido por Hamas

Barcelona"No estamos hablando de un túnel o de varios túneles. Es un complejo enorme. Debajo de Gaza hay una ciudad subterránea", afirma Shaul Shay, coronel en la reserva del ejército israelí. Y sabe de lo que habla. Shay fue jefe de inteligencia de la comandancia sur del ejército de Israel y subdirector del Consejo de Seguridad Nacional entre 2007 y 2009. Ahora, después de 27 años de experiencia en el ejército y como investigador del International Policy Institute for Counter-Terrorism (ICT), lo tiene claro: el principal reto para Israel en caso de invasión terrestre sobre Gaza serán los túneles de Hamás, junto a la densidad del entorno urbano en la Franja. "Incluso sin los túneles, luchar en zonas con muchas construcciones es muy difícil", explica en conversación con el ARA. "Y estoy convencido de que el ejército israelí lo está teniendo en cuenta", añade.

Los últimos datos indican que la longitud de la red de túneles de Gaza podría ser de más de 500 kilómetros, según informó Hamás en el 2021. Ese año, el ejército israelí había lanzado un ataque aéreo contra la Franja y decía haber logrado eliminar 100 kilómetros de túneles. Pero Hamás aseguró que solo se vio afectado un 5% de su infraestructura: unos 25 kilómetros. Si los datos del grupo eran correctos, la red subterránea en Gaza, en el 2021, era cuatro veces mayor que el metro de Barcelona (124,4 kilómetros).

Aunque actualmente se desconoce la longitud de la red, se calcula que hoy podría ser aún mayor. Los últimos ataques aéreos de Israel, aunque han destruido algunos tramos de túnel, no habrían sido suficientes para reducir su amenaza. "Los bombardeos tenían por objetivo acabar con la infraestructura sobre el terreno. Y esta parte está casi terminada. Pero queda mucho bajo tierra", dice Shay.

Hamás lleva construyendo la red de túneles desde 2005, cuando Israel se retiró de la Franja, y especialmente desde 2007, cuando logró el poder. Solo en la zona fronteriza con Egipto, en su momento más álgido, hubo hasta 2.500 túneles que conectaban Gaza con el Sinaí. Por ahí entraban y salían tanto personas como bienes: desde armas hasta comida, animales, electrodomésticos e incluso coches. En un momento dado, unas 22.000 personas llegaron a trabajar en estos pasillos, y varios gazianos hicieron una fortuna explotándolos, mientras Hamás cobraba un peaje por las mercancías.

El uso de los túneles descendió hacia el año 2010, cuando Israel empezó a permitir la importación a través de sus pasos fronterizos, y casi se detuvo en 2015, cuando Egipto decidió cerrar e inundar los conductos con agua del Mediterráneo.

Durante años, los túneles que se internaban en Israel fueron la principal preocupación del ejército. Durante la última intervención terrestre de Israel en Gaza, en 2014, uno de los objetivos más destacados fue acabar con los pasajes desde la Franja. Se sabía que Hamás quería atacar, a través de un túnel, el kibutz de Sufa, y el ejército se concentró en destruirlos. También, según reconoció en el 2016, empezó a construir un muro subterráneo plagado de sensores para evitar infiltraciones que en el 2021 estaba ya totalmente operativo.

Ahora la situación ha cambiado, explica Shay: "La preocupación actualmente no son tanto estos túneles de entrada a Israel, ya que Hamás ha demostrado que sabe encontrar otros sistemas para ello. En esa guerra el reto es toda la infraestructura. Es una escala totalmente diferente".

Después de la invasión

El escenario más probable con el que se encontrarán los soldados israelíes una vez se inicie la invasión terrestre sobre Gaza será el de un terreno lleno de escombros, con barricadas por todas partes, calles estrechas y apretadas, y miles de conductos subterráneos de los que ejército sabe bastante poco. "Espero que tengamos buenos datos de inteligencia al respecto", comenta Shay. Habrá zonas minadas, cientos de milicianos atrincherados, combates a pie metro a metro, y armamento pesado disponible para ambos bandos, ya que Hamás cuenta con bazucas antitanques.

Habrá también un gran número de bajas: bastantes entre los israelíes, y muchas más entre los gazianos, por mucho que Israel haya ordenado evacuar a 1,1 millones de personas del norte de la Franja. Habrá que ver también qué pasará con los rehenes: "Es un problema que hay que solucionar. Creo que habrá operaciones para salvar cuantos más posible, pero me temo que liberarlos a todos requerirá mucha suerte, aparte de muchas acciones militares", dice Shay.

En cuanto al número de tropas, Israel no ha informado de sus planes de invasión, que lleva dos semanas esperando y todavía no ha llegado, pero Shay se muestra convencido de que será un despliegue masivo. "No será una invasión limitada como en el pasado. Esto es una guerra, y el objetivo es acabar totalmente con el rol de Hamás en Gaza", afirma. No todo el mundo lo tiene tan claro. Aunque Israel ha posicionado a más de 100.000 soldados en la frontera y ha movilizado a 360.000 reservistas, cada vez son más los analistas que opinan que Israel podría optar por una invasión a pequeña escala. "Podría ser una invasión por etapas con incursiones adicionales de pequeños grupos de soldados, en vez de una invasión completa", decía el pasado lunes a la CNBC el ex embajador de Estados Unidos en Israel Daniel Kurtzer.

¿Y después? El investigador del Moshe Dayan Center de la Universidad de Tel Aviv, Harel Chorev, explica al ARA que lo más probable es que no haya una "ocupación" de la Franja prolongada en el tiempo. "Israel no quiere quedarse con Gaza. Naturalmente, hará falta tiempo, pero la Franja acabará en manos de la Autoridad Nacional Palestina, si esta sobrevive a la guerra. Ahora bien, lo que está claro es que Israel tendrá que poder mantener su capacidad militar en caso de problemas", dice el investigador. ¿Y para los gazianos? Chorev dice que habrá que darles "una esperanza real", para que vean que "es mejor ser pacífico y no tener una organización yihadista mandando".

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