Guerra

La guerra de Israel consolida un mundo con dos grandes bloques en pugna

El juego de alianzas en el conflicto en Oriente Próximo y en Ucrania refuerza el eje Moscú-Pekín-Teherán, enfrentado con Occidente

Ricard G. Samaranch
5 min
Ali Jamenei, Vladimir Putin y Xi Jinping.

BarcelonaEl estallido de una guerra suele provocar un rápido alineamiento de la comunidad internacional en relación con los bandos en litigio, sobre todo cuando en el conflicto se ven implicados uno o varios países con un importante peso geoestratégico dentro de la escena internacional. Y por su fuerza simbólica, pocos conflictos en el mundo despiertan unas pasiones más encendidas que lo que enfrenta a Israel y Palestina.

La guerra en Oriente Próximo se ha solapado con otra guerra con un gran potencial de desestabilización, la de Ucrania, y el juego de alianzas en un conflicto y el otro dibuja un mapa global con varios elementos a destacar. En líneas generales, se perfila un orden mundial con dos grandes bloques en pugna: los países occidentales, encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea, contra un eje liderado por China, Rusia y Irán.

"La guerra de Ucrania ha creado una fuerte polarización en torno a dos ejes, por un lado Occidente y por otro lo que podríamos llamar el Sur Global, y la guerra de Gaza ha reforzado esta división", comenta Tin Hinane Kadi, investigadora de la London School of Economics, utilizando un concepto cada vez más popular, el de Sur Global, que incluye a todos aquellos países no occidentales y con un peso político suficiente para hacerse sentir a escala internacional, como Brasil o India. Ahora bien, éste no es un grupo tan claramente definido y coherente en sus posiciones políticas como Occidente, sino que es un tejido de alianzas más informal. Y a menudo, el eje Pekín-Moscú-Teherán juega un rol de liderazgo.

Esta visión de un mundo que tiende a una nueva pugna bipolar se percibe de una forma más clara en Estados Unidos que en la Unión Europea. En declaraciones recientes, el líder republicano en el Senado, el influyente Mitch McConnell, ha recurrido a un viejo y controvertido concepto creado por George Bush tras los atentados del 11 de Septiembre para agruparlos: "el eje del mal" : "Es una emergencia, tratamos con este eje del mal –China, Rusia e Irán–, que es una amenaza inmediata para Washington. En muchos sentidos, el mundo está en la situación de mayor peligro que he vivido nunca" .

Hasta ahora, los países occidentales han sido capaces de mantener una posición casi de consenso en los conflictos de Ucrania y Gaza, si bien se cuentan algunas excepciones. Por ejemplo, Hungría ha ejercido de electrón libre por su proximidad con el Kremlin, una posición aislada que podría dejar de serlo si gana las elecciones estadounidenses Donald Trump o ganan bastantes partidos de extrema derecha en Europa, como el AfD alemán. En cambio, entre los países del Sur Global existen más matices y acentos.

Los matices del Sur Global

“En la región de Oriente Medio, China ha adoptado tradicionalmente una posición política de perfil bajo, sin querer implicarse en los conflictos de forma muy directa. Y en la guerra de Gaza, de momento, opta por una actitud de esperar y ver cómo evoluciona todo", afirma El Kadi. Ahora bien, pese a hacerlo con discreción, está claro que más bien se alinea con los postulados palestinos: no ha condenado el ataque de Hamás, ni lo ha definido como terrorista, y considera que Israel se ha excedido en su respuesta, por lo que ha criticado sus violaciones del derecho internacional.

Ésta es una posición muy parecida a la de Rusia, si bien las gesticulaciones de Putin han sido más ostentosas, sobre todo por denunciar la hipocresía occidental, gracias a su peso histórico en la región, Moscú está intentando jugar un papel de mediador en la cuestión de los rehenes extranjeros , ya que es una de las pocas potencias con capacidad de interlocución tanto con Israel como con Hamás.De hecho, el jueves una delegación de la milicia visitó Moscú. Esta hipotética labor de mediación es útil para Putin para minar la idea que transmite Occidente que es un actor aislado en la escena internacional.

En el caso de Irán, su implicación en ambos conflictos es mucho más directa, sobre todo en el de Palestina. En el conflicto de Ucrania, el régimen de los mulás se ha dedicado a vender secretamente armamento en Rusia, sobre todo drones, mientras intentaba disimularlo con un lenguaje que aparentaba una cierta neutralidad. En el caso de la guerra de Gaza, su alineamiento con Hamás es total, puesto que Teherán es el principal avalista internacional de la milicia palestina. No se sabe hasta qué punto Irán estuvo involucrado en los ataques del 7 de octubre, pero sí hubo reuniones de coordinación, y se cree que el régimen iraní ha aportado desde hace años formación, armamento y financiación a Hamás.

Los otros actores del Sur

Por lo general, los países del Sur Global se han distanciado de la postura occidental sobre el conflicto en Ucrania y se han negado a aplicar su régimen de sanciones en Moscú. Algunos han querido presentarse como mediadores neutrales, como es el caso de Brasil, y otros han ido más allá y han apoyado político al Kremlin, como ha hecho Sudáfrica, en línea con China.

En la cuestión palestina , la mayoría se han mostrado críticos con la respuesta de Israel al ataque de Hamás y han recordado el contexto de ocupación de los territorios palestinos. Ésta es también la postura expresada por el secretario de la ONU, António Guterres. En el caso de los países de mayoría musulmana, la reacción ha sido más contundente, poniendo el grito en el cielo por los bombardeos y el asedio a la franja de Gaza, si bien en algunos casos la intensidad de la queja ha sido menor. Esto sobre todo ha ocurrido en aquellos países que han normalizado relaciones con Israel, como los Emiratos Árabes Unidos o Marruecos.

Altercados en las manifestaciones en Ammán (Jordania) en protesta por el ataque al hospital de Gaza.

Por su parte, Turquía, que juega un papel más bien neutral en la guerra de Ucrania, no sólo ha criticado a Israel por sus acciones, sino que ha defendido explícitamente a Hamás, negando que sea un grupo terrorista y diciendo que es un "movimiento de liberación".

En una reciente entrevista, el intelectual palestino Rashid Khalidi sostenía que en un futuro el ascenso de nuevas potencias y el declive de EEUU podía abrir una brecha de esperanza para los palestinos, dada la sólida alianza Washington - Tel-Aviv: "Un mundo postoccidental ofrecería una oportunidad, pero para aprovecharla hay que estar preparados... Israel no se queda de brazos cruzados y trabaja su relación con los países emergentes". Quizás esto ayuda a explicar que el primer ministro de la India fuera uno de los primeros en condenar el ataque "terrorista" de Hamás y no haya pedido un alto el fuego humanitario.

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