Los países del mundo árabe que pueden decidir el futuro de Gaza más allá de Trump

Arabia Saudí, Egipto y Jordania rechazan el plan de limpieza étnica de la Franja y trabajan para una alternativa

Familias de palestinos que han huido del norte de la Franja de Gaza a una zona de refugios en el oeste de la ciudad de Deir al-Balah, en el sur de la Franja de Gaza, el 27 de febrero de 2024.
09/02/2025
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El CairoEl plan anunciado este miércoles por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de hacerse con el control de Gaza después de expulsar a la población ha sido recibido en el mundo árabe con un rechazo frontal y desconcierto pero también como un toque de atención. La propuesta ha sido censurada por las implicaciones que tendría para el futuro de la causa palestina y la estabilidad de Oriente Próximo. Pero al mismo tiempo también ha empujado a los principales países de la región a cerrar filas ya intentar construir un frente común capaz de frenar la idea y articular una alternativa convincente.

La primera potencia en mover ficha, consciente de su peso regional y de lo que está en juego, fue Arabia Saudita. En un comunicado, emitido inusualmente de madrugada y poco después del anuncio de Trump, Riad expresó su "rechazo inequívoco a cualquier violación de los derechos legítimos del pueblo palestino", incluidos los intentos de anexionarse sus tierras o desplazar a la población, y reiteró que una "paz duradera y justa" necesita que el pueblo palestino obtenga sus derechos.

"La rápida reacción saudí pretende enviar un mensaje a los funcionarios de la administración Trump sobre la imposibilidad de este plan y es un intento de ponerle fin desde el principio. También [busca] crear un consenso en contra de la propuesta estadounidense y en apoyo de Egipto y de Jordania, en el mundo musulmán", considera Umeri micos.

El ministerio de Exteriores saudí también fue rápido al poner sobre la mesa una de las cartas principales de su pelea: la normalización de relaciones con Israel, que Trump se ha marcado como uno de los grandes objetivos en la región durante su segundo mandato. En este sentido, Riad insistió en que no forjará vínculos diplomáticos con Tel Aviv sin el establecimiento de un estado palestino –que incluya a Gaza– y subrayó que su posición al respecto es "inamovible".

"Arabia Saudí ha dejado muy claro que, con toda la violencia, muerte y destrucción de Gaza, cualquier acuerdo que implique un desplazamiento de gazatinos no sería aceptable, y que una normalización con Israel sólo se producirá a expensas de un estado palestino –apunta Karim–. Los saudíes también entienden que la normalización con Israel sigue siendo uno de los grandes objetivos de la administración Trump, lo que les da una cierta influencia en la cuestión palestina", añade.

Amor de Trump en Riad

Más allá de las relaciones con Israel, Riad sabe que Trump anhela inversiones del reino, que a finales de enero anunció que se plantea invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos durante los cuatro años de la presidencia republicana. El propio Trump hizo evidente su admiración hacia los dirigentes saudíes en la comparecencia del miércoles, durante la que declaró que conoce "muy bien" a sus líderes y que "son gente maravillosa".

Los dos países más expuestos al plan de Gaza, sin embargo, son Egipto y Jordania, que consideran que, si se produce una expulsión masiva de palestinos de la Franja Israel nunca les dejará volver. El Cairo y Ammán entienden que abrir las puertas a un éxodo de gazatinos les haría cómplices y temen que podría causar una fuerte inestabilidad interna por el amplio apoyo doméstico a la causa y por la posibilidad de que facciones armadas palestinas empiecen a operar desde sus territorios.

La ayuda de Estados Unidos representa una cuestión casi existencial para el gobierno militar egipcio y para la monarquía jordana. Pero ambos mantienen relaciones, también muy estrechas, con los países del golfo Pérsico, que les han ayudado a blindarse. Son plenamente conscientes de su importancia para la estabilidad regional y para la seguridad de Israel, y desafían la premisa de que ellos necesitan a Estados Unidos más de lo que, en última instancia, Estados Unidos los necesita a ellos.

Por ahora tampoco queda claro si el plan de Trump en Gaza es una táctica de negociación para forzar al mundo árabe a unirse ya definir una propuesta alternativa y a la vez ayudar a estabilizar el gobierno de Benjamin Netanyahu con una propuesta vago del agrado de sus socios de extrema derecha. "Creo que los saudíes entienden que la declaración de Trump es probablemente sólo una táctica para aplacar a los sectores radicales israelíes y mantener vivo al gobierno [de Netanyahu] –considera Karim–. Supongo que los dirigentes de Arabia Saudí entienden que se trata de una llamarada momentánea en el Despacho, que Estados Unidos no puede dar un paso tan monumental sin los saudíes a bordo", añade.

Movimiento diplomático en la región

El miércoles, tras el anuncio de Trump, las maquinarias diplomáticas de la región se activaron. El presidente palestino, Mahmud Abbas, viajó a Ammán para reunirse con el rey Abdullah II de Jordania, que tiene previsto encontrarse con Trump esta próxima semana.

El monarca también se llamó con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani. Aunque todavía no hay fecha, se espera que el presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, también se encuentre pronto con Trump. Y comienza a haber filtraciones deuna posible cumbre entre el mundo árabe y Trump organizada por Riad en las próximas semanas.

Sin embargo, a corto plazo tampoco queda claro el impacto del plan de Trump sobre el alto el fuego en Gaza, sobre el que deberían iniciarse pronto nuevas negociaciones entre Hamás e Israel para discutir algunas de las cuestiones más conflictivas que se evitaron abordar durante la fase del acuerdo en vigor. En este caso ha sido Qatar, que ha tenido un papel de mediación clave, quien hasta ahora ha optado por ignorar el plan de Trump e insistir en la necesidad de llegar primero hasta el final del acuerdo de alto el fuego.

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