Guerra

Los planes encubiertos de Netanyahu en Gaza

La reocupación de la Franja es un tema delicado pero que vuelve a sonar con fuerza en Tel Aviv

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Palestinos pasan por delante de los restos de edificios destruidos por los ataques aéreos israelíes en Khan Yunis.

Aún es pronto para saber qué ocurrirá cuando acabe la guerra, pero en Israel hay gente que ya ha empezado a especular sobre el día después. El debate está abierto porque los dirigentes hebreos no enseñan sus cartas e insisten en que su objetivo es acabar definitivamente con el gobierno y las infraestructuras de Hamás. Su ideal sería que la organización islamista desapareciera de golpe de la franja de Gaza y se marchara para siempre al espacio infinito, pero eso no es tan fácil.

Una de las opiniones que hay en Israel es partidaria de reconquistar la misma Franja que Ariel Sharon abandonó unilateralmente en el 2005. Hay quien piensa que de momento bastaría con ocupar la mitad norte. Otros piensan que ahora que existe esta oportunidad debería conquistarse toda la Franja y volver a colonizarla. Incluso alguien habla claramente de expulsar a los 2,3 millones de palestinos que viven en la Franja. De hecho, el ejército israelí ha ordenado a la población del norte, más de un millón de habitantes, que se marche hacia el sur. Israel quisiera que al menos una parte de estos refugiados entraran en Egipto y se quedaran en la península del Sinaí para siempre. Cientos de miles de palestinos ya han comenzado un éxodo que apunta en esa dirección.

El presidente Joe Biden se expresó el domingo en contra de la reocupación israelí. Biden es partidario de la solución de los dos estados y, por lo tanto, quiere que la Franja forme parte de un estado palestino que no llega –y que a este paso no llegará nunca–. En Cisjordania Israel está multiplicando el número de colonos judíos, y en estos momentos es prácticamente imposible crear un estado palestino con un mínimo de continuidad territorial.

La opinión de Biden es importante, pero Israel puede ignorarla. Dependerá del primer ministro Benjamin Netanyahu y de los políticos que vengan después. La presión que ha empezado a soportar Netanyahu es grande e irá creciendo. Cuando la guerra acabe será investigado por el fiasco con toda la cúpula del gobierno y su continuidad estará en peligro. Estos días mucha gente ha empezado a pedir su cabeza, y la tendencia es que la demanda irá creciendo.

Dentro del gobierno también hay ministros partidarios de la reocupación total o parcial de Gaza. No solo los ministros más radicales como Ben Gvir o Smotrich, sino también otros que no han digerido la evacuación de los colonos de hace casi dos décadas, y sueñan con llenar de judíos toda la gran tierra de Israel. Esto ya se está haciendo rápidamente en Cisjordania y ahora Israel tiene la oportunidad de hacerlo en Gaza. Estos ministros, sin duda, impulsarán la reocupación.

Calibrar los riesgos

Sin embargo, se trata de una cuestión bastante delicada porque expondría a los futuros colonos de Gaza a los ataques de los milicianos, excepto en el caso de que hubiera una expulsión completa de palestinos de toda la Franja o solo de la mitad norte. Israel debería correr grandes riesgos de seguridad, pero los ministros partidarios de esta opción están dispuestos a correr estos riesgos y ahora tienen el argumento adicional de que hay más riesgos si no se reocupa la Franja, como quedó patente el 7 de octubre.

Además de reocupar la Franja, Israel tiene una segunda opción que consiste en permanecer durante algún tiempo en Gaza mientras se consolida un gobierno alternativo, es decir, no islamista, parecido al que existe en Cisjordania, donde su presidente, Mahmud Abbas, es en realidad una figura decorativa que se encarga de aplicar las políticas de Israel desde la muerte de Arafat en noviembre de 2004. Esta opción tiene el problema de que la sociología de la población de la Franja es diferente a la de Cisjordania. El islamismo juega con más fuerza en Gaza que en Cisjordania, y los islamistas no desaparecerán de la Franja en el caso hipotético de que los israelíes desmantelaran Hamás, cosa que está por ver. En un caso hipotético como este, parece que no sería fácil mantener la posición de un gobierno alternativo que dependa de Israel, como el que hay en Cisjordania.

No hay duda de que las autoridades israelíes están examinando qué pasará el día después, y que seguramente están trabajando en esa dirección. Si se pone un gobierno alternativo, un buen candidato sería Mohammed Dahlan, un personaje curioso y muy controvertido que vive en el exilio de los Emiratos. Dahlan ya mandó en la Franja con el visto bueno de Israel, de hecho, con el apoyo de Israel, hasta que Hamás dio el golpe de timón y tomó el control en el 2007.

Eugeni García Gascón es periodista y fue corresponsal en Oriente Próximo más de 20 años

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