No parece que el asesinato de Ismail Haniyeh tenga repercusiones directas y profundas en el futuro inmediato de Hamás en la Franja de Gaza. Pero un mayor cambio sí podría llegar a las negociaciones en curso por el alto el fuego con Israel, y aquí, en la mesa de los negociadores, el asesinato de Teherán sí podría tener alguna repercusión. ¿Por qué? Básicamente porque Benjamin Netanyahu ha logrado una "victoria moral" que puede acelerar esta negociación.
Desde la fundación de Hamás en la ciudad de Gaza en diciembre de 1987, existen un gran número de casos similares que avalan que Hamás puede seguir funcionando como hasta ahora. El fundador y primer líder de la organización, Ahmed Yassin, fue asesinado en marzo del 2004, pero Hamás siguió muy vivo bajo la gestión de su sucesor, Abdel Aziz Rantisi. Inmediatamente Israel asesinó a Rantisi, y tampoco hubo un cambio de estrategia del grupo. Por el contrario, la organización vinculada a los Hermanos Musulmanes egipcios se reforzó notablemente como reacción a los asesinatos de sus principales líderes, siendo la actividad militar aún más fuerte. Tres años después de estos hechos, Hamás ganó las elecciones legislativas en ambos territorios palestinos y tomó el control efectivo de la Franja de Gaza.
En la Franja, Haniyeh era considerado un líder moderado. Esto ha hecho que algunos analistas locales hayan recordado la campaña de asesinatos del Mosad en los años 70 y 80, cuando Israel se deshizo de un gran número de dirigentes en el exilio de la Organización por la Liberación de Palestina (OAP) ). Entonces la inmensa mayoría de los objetivos del Mossad eran precisamente los líderes de la OLP más moderados, y de esta forma Israel descartaba y boicoteaba cualquier posibilidad de negociación.
Solo unas horas antes de la muerte de Haniyeh, fue asesinado en Beirut Fuad Shukr, un alto responsable de la rama militar de Hezbollah que más de cuarenta años atrás estuvo vinculado a la muerte de cientos de soldados americanos en la capital libanesa. Tampoco en este caso parece haber repercusiones estratégicas para el partido de Hezbolá y la resistencia de los chiís libaneses, que todo indica que continuará como hasta ahora o, incluso, aún más hostil. Al igual que con Hamás, Hezbollah ha perdido a un buen puñado de líderes, pero su línea de resistencia contra Israel no se ha visto afectada. Puede decirse que estos asesinatos forman parte de la dinámica que impone Israel para mantener la tensión en Oriente Próximo mientras amplía la ocupación de los territorios palestinos.
El efecto "moral" de la desaparición de Haniyeh es temporal y se disipará en breve. Ciertamente, Netanyahu gana puntos frente a su público, pero poco más. La estrategia de Tel-Aviv sigue siendo la misma: llegar en la mejor posición posible a la mesa negociadora y acercarse cuanto más mejor a su horizonte más ansiado. Es decir, a lo que le permita ocupar permanentemente la Franja de Gaza y expulsar a gran parte de su población palestina. Un escenario que podría concretarse si Donald Trump gana las elecciones en noviembre.