China

El Partido Comunista chino quiere reforzar el control de las empresas y la alta tecnología

Empieza en Pekín la reunión anual del Parlamento para fijar las políticas del gobierno para este año

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Un soldado chino frente al Palacio del Pueblo, en Pekín, este domingo.

PekínPosibles nombramientos, estímulos económicos y mayor refuerzo del control del Partido Comunista chino sobre las políticas a ejecutar es lo que se espera de la reunión anual del Parlamento chino. Aunque todo llega consensuado al plenario, este año la incertidumbre económica y la necesidad de despejar dudas sobre posibles nombramientos ha hecho que haya muchas expectativas en torno al mayor acontecimiento político del año en China, que comienza este lunes en Pekín con grandes medidas de seguridad.

Se trata de lo que se conoce popularmente como las “dos sesiones”, lianghui en chino. Por un lado, la sesión de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPX), que es un órgano asesor con más de dos mil representantes de la sociedad civil, que propone iniciativas políticas al gobierno. Y, por el otro, el martes se inaugurará la segunda sesión, o sea la Asamblea Popular Nacional (APN), la reunión anual del Parlamento chino. El primer ministro, Li Qiang, leerá el informe de trabajo y dará a conocer datos esenciales, como el objetivo de crecimiento del PIB, el presupuesto de Defensa o el de políticas sociales.

El 2024 es el año del regreso a la normalidad. Por primera vez después de cuatro años de pandemia, los legisladores pueden llegar a Pekín sin que exista límite alguno sobre el número de asesores que los pueden acompañar. Cerca de 3.000 asistirán al plenario. Tampoco hay restricciones sobre la cantidad de periodistas que podrán presenciar las sesiones en el Palacio del Pueblo. Sin embargo, los informadores han tenido que someterse a una PCR para obtener la acreditación de prensa. Según la organización, unos tres mil periodistas, en su mayoría chinos, asistirán.

La liturgia del plenario anual, que reúne a la élite del Partido Comunista chino, se repetirá sin cambios. Tras las ceremonias de apertura de ambas sesiones, todas las reuniones se celebran a puerta cerrada. El jueves el ministro de Asuntos Exteriores dará una rueda de prensa en la que fijará la agenda de China en relaciones internacionales. Al terminar el lianghui, el primer ministro concederá su conferencia de prensa anual. En ambos casos, todas las preguntas están pactadas con los medios seleccionados con semanas de anterioridad.

Presencia policial

También se mantiene la tradición de no anunciar cuántos días durarán las dos sesiones. Se especula que se clausurarán en torno al 12 de marzo, ya que es el día en que se levantarán algunas medidas de seguridad, como la prohibición de volar planeadores, drones o cometas sobre la capital. La presencia policial es visible en la ciudad con el despliegue de agentes en cruces, puentes y otros puntos sensibles. También han crecido los controles en el metro y en las estaciones de tren.

La desaceleración de la economía, el malestar social que provoca el aumento del paro y la crisis del sector inmobiliario dibujan un panorama diferente al del año pasado, cuando el presidente chino, Xi Jinping, acababa de asegurarse un histórico tercer mandato. Es difícil que Xi modifique su agenda, que, según algunos analistas, prioriza la seguridad nacional sobre el crecimiento económico y el comercio. Las reuniones previas de las últimas semanas así lo indican. Se ha aprobado una reforma de la ley de Protección de Secretos de Estado que amplia su alcance al entorno empresarial, en lo que se ha llamado “secretos de trabajo”, que incluso afectarían a las empresas extranjeras. También se ha anunciado que las políticas de estímulo para desarrollar la alta tecnología quedarán directamente bajo la guía del Partido Comunista chino.

Se espera que se anuncie un objetivo de crecimiento en torno al 5%, así como algún mensaje concreto para mejorar la confianza empresarial. El retraso de la edad de jubilación hasta los 65 años puede ser uno de los temas candentes, puesto que genera rechazo entre la ciudadanía. Sin embargo, el gobierno es consciente de la necesidad de actuar ante el problema del envejecimiento y hacer equilibrios prestando más atención a las políticas sociales para evitar el descontento de la población.

Del gobierno estrenado hace un año, dos hombres de Xi han caído del organigrama. Son el ministro de Defensa, Li Shangfu, investigado por corrupción, y el ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, desaparecido desde julio y supuestamente relacionado con un posible caso de espionaje. Ambos fueron destituidos como consejeros de Estado y se verá si son sustituidos en la cúpula del poder. La caída de ambos ministros revela las tensiones dentro del poder.

Se examinará con lupa el lenguaje que se utilice sobre Taiwán para analizar las intenciones de Pekín. No será lo mismo si se habla de “luchar” contra la independencia o se rebaja el tono con palabras menos comprometidas, como “oponerse”. Al término de las sesiones se votará y con toda seguridad se aprobarán las resoluciones. La práctica de la unanimidad es tradición en estas sesiones, pero con Xi Jinping en el poder incluso se ha acentuado el consenso. Mientras que en 2013, el primer año de Xi al frente del país, los informes se aprobaron con el 85,3% de los votos, en 2023 aumentó su aceptación hasta el 98,6%. Este año, ante el incremento de las dificultades, habrá que ver si existe algún voto más de castigo.

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