La retirada de Afganistán, la peor crisis del presidente Biden

El alud de críticas a la "caótica" y "desastrosa" gestión de la evacuación le llueven desde la izquierda y la derecha del espectro político

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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a Delaware lo el pasado sábado.

BarcelonaLas imágenes de los helicópteros norteamericanos elevándose sobre Saigón, en 1975, y dejando atrás una multitud de vietnamitas abandonados se han repetido estos días dentro y fuera de Estados Unidos, junto a las imágenes del caos en el aeropuerto de Kabul que el mundo presenció apenas lunes. La retirada de Estados Unidos de Afganistán evoca para los norteamericanos la humillante derrota del país en Vietnam, y se ha convertido ya en la peor crisis que afronta el presidente Joe Biden, siete meses después de tomar posesión. Con todo, igual que la caída de Saigón no hizo caer al presidente Gerald Ford, está claro que Biden (que en 1975 era un joven senador que defendió de manera vehemente la salida de Vietnam) confía también en que la tormenta amaine. Lunes rompía finalmente su silencio, después de dos días de críticas por su mutismo, solo para arreciarse totalmente en su decisión y culpar de la situación al gobierno y al ejército afgano, por su rápida rendición. Pero el discurso solo ha conseguido encender todavía más los ánimos, y el alud de críticas se ha amplificado y se ha extendido a la izquierda y la derecha del espectro político.

Una retirada "caótica e incompetente", decía este martes la editorial del Wall Street Journal; un desastre "evitable", apuntaba el Washington Post; "la guerra en Afganistán tenía que acabar, pero no lo tenía que hacer con este caos", había dicho ya el día antes la editorial del New York Times. Y algunos opinadores concretos, como Joe Concha de la web política The Hill , iban todavía más lejos: "La caída de Saigón de Biden en Afganistán es el peor momento de su presidencia", titulaba. Incluso la cadena amiga, MSNBC, entrevistaba a un analista veterano del ejército, Matt Zeller, que acusaba a Biden directamente de "mentir" en su discurso cuando decía que se habían planificado todas las contingencias. "Hemos dicho al gobierno durante años cómo tenía que hacerlo para evacuar a toda esta gente y nadie nos escuchó", decía.

Desde la rama más progresista de su propio partido recuerdan a Biden "el papel de los EE.UU. en esta crisis" y "la obligación moral hacia el pueblo afgano", en palabras de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, mientras demócratas moderados denuncian el "desastre" de la retirada, como decía el congresista Seth Moulton. Desde el Partido Republicano, la condena es generalizada, a pesar de que todo el mundo esté de acuerdo con que había que irse del país, una opinión que comparten el 70% de los norteamericanos , según una encuesta. El expresidente Donald Trump, sin embargo, aseguraba que la retirada "habría sido totalmente diferente" si él hubiera estado al cargo y directamente pedía la "dimisión" del presidente demócrata. "Joe Biden se ha rendido al covid y después se ha rendido a los talibanes, que han capturado rápidamente Afganistán y han destruido la confianza en el poder y la influencia de Estados Unidos", decía Trump en un comunicado. Obviaba, sin embargo, que fue él quién llegó a un acuerdo de retirada con los talibanes, en febrero de 2020, sin la participación del gobierno afgano, en el que se comprometía a salir del país el 1 de mayo a cambio de la simple promesa de los extremistas de "mantener bajo control Al-Qaeda".

Biden intentó renegociar aquel acuerdo, pero sus conversaciones en Doha con los talibanes nunca prosperaron, a pesar de haberse mantenido abiertas incluso mientras los extremistas avanzaban de manera implacable por el territorio. La nueva administración simplemente alargó la retirada: la inició el 1 de mayo con la previsión de acabarla este 31 de agosto. Pero, tal como admitía Biden lunes, la rapidez de los talibanes, que han tardado solo una semana en llegar a Kabul y asumir el control total del país, ha cogido por sorpresa a la Casa Blanca, que apenas estaba poniendo en marcha el dispositivo de evacuación de su personal y de los afganos que les han ayudado.

Y es justo en este punto en el que se centra el intercambio de reproches dentro de mismo del gobierno. La tormenta política sobre Biden ha abierto el juego de las acusaciones, en el que el departamento de Defensa y el ejército aseguran que pidieron repetidamente al departamento de Estado que iniciara antes la evacuación, mientras que el departamento de Estado asegura que sus informes de inteligencia le decían que todavía tenían tiempo para hacerlo. A la vez, las agencias de inteligencia dicen que sí que habían advertido que la expansión acelerada de los talibanes era un escenario posible.

Algunos analistas hablan de hasta 83.000 personas que Estados Unidos tendrían que evacuar de Afganistán, entre personal propio y afganos con sus familias que hayan sido vinculados a alguna organización norteamericana y que, por lo tanto, están en peligro si se quedan en el país.

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