Carmen Claudín: "La muerte de Prigozhin era cuestión de tiempo"

BarcelonaCarmen Claudín es una de las principales especialistas de Europa en espacio postsoviético. No duda de que detrás de la muerte de Prigozhin, el miércoles al caer su jet privado, está la mano del Kremlin.

Usted ya había advertido de que después del motín de junio Prigozhin tenía los días contados.

— Es evidente que Prigozhin tenía que pagar. Esto tenía que ocurrir tarde o temprano. La reunión que Putin tuvo con él y sus comandantes cinco días después del motín no era más que una puesta en escena. Tenía dos objetivos: tranquilizar a Prigozhin para hacer creíble que podían llegar a un acuerdo y encomendarle algún tipo de misión que él pudiera hacer. Le hizo creer que él todavía tenía una misión, que podría ser una contrapartida a cambio de perdonarle la vida, y esa misión era preservar los intereses de Rusia en África. Si no, Prigozhin no se habría fiado. Y posiblemente tenía información delicada sobre Putin o sobre el funcionamiento de su régimen que era mucho mejor que no saliera a la luz. Putin también tenía que ganar tiempo para evitar la reacción de los simpatizantes de Prigozhin. Pero, a la larga, Putin no podía permitirle seguir viviendo. No hay otra hipótesis realista: ni un accidente, ni una potencia extranjera, ni un dron ucraniano.

Si ha sido una ejecución, ¿refuerza la autoridad de Putin?

— Sí y no. Por un lado, demuestra a quienes tienen que recibir el mensaje de que él no perdona las traiciones, pero, por el otro, se enfrenta a un hombre que no deja de ser casi un héroe nacional. Alguien que de forma siniestra decía que defendía a la patria vertiendo la sangre de sus chicos en Ucrania. Y en ese clima de exaltación patriotera, que se ha convertido en el discurso dominante en Rusia, castigar a un héroe nacional es muy delicado. Mucha gente estaba de acuerdo con Prigozhin, aunque no apoyaron su golpe. Es evidente que el ejército regular ruso no está a la altura en Ucrania y que de algún modo los wagneritas salvaban la cara de Rusia. Y hay que recordar que Prigozhin no criticaba a Putin, ni creo que quisiera sacarlo del poder: sus bestias negras eran el ministro de Defensa, Sergei Shoigú, y el jefe del estado mayor, Valeri Guerásimov, y ambos siguen siendo muy impopulares. También tendrá que dejarlos de lado.

¿Qué impacto puede tener la desaparición de la cúpula de Wagner en la guerra de Ucrania?

— No está claro hasta qué punto tendrá repercusiones sobre el terreno. A Ucrania le va bien que Rusia sea como una olla a presión en la que no deja de subir la temperatura. Pero no estoy segura de que todo se haga notar en el frente. Lo que está haciendo el ejército ruso básicamente es resistir, mientras Ucrania avanza, pero muy lentamente.

¿Wagner, descabezada, tiene algún futuro?

— Wagner se ha convertido en lo que es porque Putin lo ha permitido, porque el Kremlin los ha mimado y financiado. Tendrá el futuro que Putin necesite. Es importante que no solo han hecho desaparecer a Prigozhin sino a toda la cúpula. Pero los mercenarios de base harán lo que les digan.