La UE no se opone a la construcción de una valla en Lituania para frenar la entrada de inmigrantes

El Parlamento lituano da luz verde a la barrera con concertinas mientras la Unión Europea acusa al régimen bielorruso de Lukashenko de instrumentalizar la frontera

Laia Ros
3 min
Migrantes al campo de refugiados de Rudninkai, a 30 kilómetros de la capital de Lituania, Vilnius.

BruselasEl número de personas que han entrado en Lituania irregularmente desde Bielorrusia ha aumentado en los últimos meses. Ante esta situación, la Comisión Europea (CE) no se opone a la construcción de una barrera para frenar la llegada de inmigrantes, según han explicado portavoces del organismo en una conversación con medios europeos este martes. La Comisión no es partidaria de financiar este tipo de infraestructura con fondos europeos, dicen las mismas fuentes, pero sí de transferirlos para otras políticas de control migratorio.

Pocas horas después de este posicionamiento europeo, el Parlamento de Lituania ha aprobado la construcción de la valla, informa la agencia Reuters. Y, además, tendrá concertinas. Según la agencia, se prevé que tenga 4 metros de alto y que se extienda por 508 kilómetros de los 670 que comparte con Bielorrusia. Lituania ya empezó a colocar una barrera con concertina a principios de julio, según anunció el ministerio de Seguridad Nacional de Lituania a través de su web. 

También autorizará que militares patrullen junto a los guardias fronterizos y que devuelvan a aquellas personas que hayan podido entrar de manera ilegal. Según la agencia, aquellos que quieran pedir asilo lo tendrán que hacer en un punto oficial de la frontera o en una embajada.

La comisaria de Interior de la Comisión, Ylva Johansson, visitó Lituania a principios de agosto. Según afirmó en una rueda de prensa, la visita la ayudó a ver con sus propios ojos “las dificultades de proteger una frontera tan larga y la necesidad de utilizar barreras físicas para responder de manera correcta y prevenir el acceso no autorizado al territorio”.

Lituania habría pedido un presupuesto de emergencia a la UE para gestionar la frontera, pero la cantidad de la ayuda y su aplicación todavía se estarían negociando, según portavoces de la Comisión. Por ahora, la agencia europea de fronteras Frontex ha desplegado 119 oficiales sobre el terreno, según confirmaban portavoces de la Comisión en un correo electrónico.

La situación en la frontera es uno de los motivos que ha empujado a organizar una reunión extraordinaria por videoconferencia el 18 de agosto entre países de la UE para abordar la situación.

Inmigración en la frontera de Bielorrusia

Desde principios de año más de 4.100 personas habrían entrado de manera irregular en Lituania, un país de 2,8 millones de habitantes, desde Bielorrusia, según datos oficiales. El año pasado el número fue de 74 personas, según la agencia de noticias Reuters. Los inmigrantes provienen de varios países, pero la gran mayoría llegan de Irak, según el gobierno lituano. 

La UE y las autoridades de Lituania atribuyen este aumento de inmigrantes a un intento del primer ministro del país, Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994, de represaliar el bloque. La UE ha endurecido el discurso contra Bielorrusia desde las elecciones presidenciales en el país del 9 de agosto de 2020, que considera fraudulentas, y especialmente después de que el presidente bielorruso hiciese desviar un avión comercial para retener a un periodista crítico con su gobierno este mayo pasado.

“Lukashenko utiliza la migración para aumentar la presión política sobre la Unión Europea en represalia por su apoyo a la oposición democrática en Bielorrusia y por las sanciones comunitarias”, declaró la primera ministra de Lituania, Ingrida Simonyte, a principios de agosto.

Críticas a la gestión migratoria

La gestión migratoria, sin embargo, ha despertado voces críticas. Según publicaba la agencia de noticias Associated Press (AP), la Cruz Roja habría alertado de que la decisión de devolver a inmigrantes incumple la ley internacional y “no es compatible con la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de Ginebra” y otros instrumentos de derechos humanos, explicaba Egle Samuchovaite, el director de la Cruz Roja de Lituania.

En declaraciones recogidas por la agencia AP, el jefe del comité parlamentario de derechos humanos del Parlamento lituano, Tomas Vytautas Raskevicious, calificó las medidas tomadas por las autoridades lituanas de “necesarias”, pero reconoció que la situación de los migrantes “es sensible desde el punto de vista de los derechos humanos, y se tendría que evaluar”.

En declaraciones a este medio, la organización lituana Human Rights Monitoring Insitute (HRMI) consideraba que el punto más crítico de la gestión sería que los migrantes devueltos no pueden volver a entrar en Lituania y son rechazados también por la guardia fronteriza de Bielorrusia, lo cual provoca que se encuentren en unos limbos legales.

Según recogía el medio lituano LRT, disidentes bielorrusos criticaban en julio que la barrera podría provocar que también fuera más difícil para los opositores del régimen de Lukashenko escaparse del país.

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