La UE promete más recursos para blindar fronteras y apunta hacia Bielorrusia

Von der Leyen asegura que no financian "alambradas con púas ni vallas"

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El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, con la presidenta de la Comisión , Ursula Von der Leyen, y la cancillera alemana, Angela Merkel.

BruselasEl debate migratorio siempre levanta polémica en el seno de la Unión Europea. Desde 2015, las posiciones están tan alejadas que todavía no se ha conseguido pactar una política común de migración y asilo y la cumbre de este viernes ha sido una nueva prueba de que cualquier indicio de acuerdo está lejos de producirse. Los veintisiete líderes de la UE se han enzarzado este viernes en cinco horas de discusión sobre la única dimensión del debate migratorio en la que aparentemente había consenso: el exterior. Antes del encuentro, una docena de socios europeos escribieron una carta a la Comisión Europea en la que pedían fondos europeos para financiar "barreras físicas" para la "protección" de fronteras. La presidenta Ursula von der Leyen ha reiterado que no se destinarán fondos europeos con este propósito, pero las conclusiones políticas pactadas por los líderes este viernes ponen mucho énfasis en la necesidad de aumentar los recursos financieros para la gestión migratoria. No se habla de muros, pero tampoco se descarta.

"He dejado claro que hay un entendimiento entre el Parlamento Europeo y la Comisión para no financiar alambradas con púas ni vallas con presupuesto europeo", ha sentenciado Von der Leyen. Aún así, el texto final incluye una referencia a "invitar a la Comisión a proponer los cambios necesarios en la legislación europea para contratar medidas apoyadas en un apoyo financiero adecuado" para blindar las fronteras de la UE, unos cambios legislativos que podrían servir justamente para financiar este tipo de infraestructuras. Si hay algo con lo que los veintisiete están de acuerdo es reforzar las fronteras, los regresos o la contención de personas migradas para evitar llegar al gran punto de la polémica: el reparto de las llegadas y las cuotas de asilo. Por eso, en lugar de debatir sobre qué hacer con los miles de personas que llegan a territorio europeo, apuestan para apuntar hacia los países que no evitan que miles de personas toquen las puertas de las fronteras de la UE.

Uno de los casos más polémicos es Bielorrusia, que hace meses que facilita la llegada de personas migrantes al bloque, tanto a Polonia como Lituania y Letonia. Durante la cumbre estos países han presionado para recibir financiación ante el pulso de Bielorrusia. Polonia, por ejemplo, ya ha aprobado el proyecto para construir un muro en la frontera bielorrusa. Los Veintisiete han vuelto a condenar "cualquier intento de terceros países de instrumentalizar migrantes con finalidades políticas", una práctica que consideran un "ataque híbrido a las fronteras comunitarias" al que responderán de forma "adecuada". Por eso, también han acordado nuevas sanciones contra el régimen de Aleksandr Lukashenko.

Pero el debate es mucho más amplio. "La Unión Europea se mantiene decidida a asegurar un control efectivo de sus fronteras externas", apunta el texto, que también acaba haciendo referencia a Turquía, a quien reclaman cumplir los acuerdos firmados en 2016 por los que la UE envía financiación comunitaria al país a cambio que contienda a refugiados provenientes principalmente de Siria. Y obviamente, si el conjunto de la UE condena a Bielorrusia, socios como Grecia y Chipre que tienen que gestionar las fronteras con Chipre también exigen la misma contundencia. De aquí que el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, haya reclamado también durante y después de la cumbre más fondos europeos para gestionar las fronteras: "Grecia financia con sus propios medios la construcción de una valla en la frontera terrestre con Turquía, pero creo que tiene que haber financiación europea para estas obras".

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