Amazon y Apple revientan el mercado del 'streaming' de alta fidelidad

Los dos gigantes se avanzan a Spotify eliminando el suplemento para escuchar música con calidad de CD

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Amazon Music ha eliminado el suplemento para escuchar música en HD

En la larga batalla de Neil Young con la industria fonográfica para poner al alcance de los aficionados a la música las grabaciones musicales con su calidad original, primero en forma de descarga de ficheros y actualmente en streaming, el aspecto más revolucionario es sin duda la insistencia del cantautor canadiense en ofrecer las canciones en la máxima calidad disponible sin incrementar el precio respecto a la versión comprimida, que hasta ahora ha sido la mayoritaria. El razonamiento de Young es de cajón: los consumidores tendríamos que pagar solo una vez por la música que queremos escuchar y ya nos las apañaremos para hacerlo todo lo bien que podamos en cada momento, según las condiciones del dispositivo y el ancho de banda de la conexión.

Aun así, esto choca frontalmente con la avaricia de una industria acostumbrada a hacernos volver a pagar periódicamente por el mismo producto a cambio de supuestas mejoras, sean de calidad o de comodidad de uso. Y así, los servicios de streaming que generan la mayor parte de los ingresos fonográficos ofrecen hasta ahora una versión de las canciones aguada inevitablemente por la compresión, con una resolución máxima de 320 kilobits por segundo (kbps) equivalente a la del formato Mp3 –para entendernos, como si las escucháramos por la radio en FM–, mientras que para disfrutar de la misma música con calidad de CD había que pagar un suplemento de entre el 50% (en Amazon Music Unlimited) y el 100% (en Qobuz y Tidal). Otros servicios, incluidos los dos mayoritarios, Spotify y Apple Music, ni siquiera disponen de esta opción.

Desde este lunes, afortunadamente, Neil Young puede estar contento. Con pocas horas de diferencia, Amazon ha eliminado en su servicio Music Unlimited el suplemento de la modalidad HD respecto a la de baja resolución y Apple ha anunciado que a partir del primero de junio el servicio Apple Music ofrecerá las canciones, también al mismo precio, en el formato de alta calidad ALAC –comprimido pero sin pérdida, equivalente al FLAC de otros servicios–, partiendo de los 1.411 kbps propios de un CD (44.100 muestras de 16 bits por segundo) hasta llegar a los 2.304 kbps (48.000 muestras de 24 bits por segundo), con siete veces más densidad de información que un Mp3. De hecho, como ya pasa en Amazon Music Unlimited HD, algunas canciones estarán disponibles también en formato High Resolution Lossless de 9.216 kbps (192.000 muestras de 24 bits por segundo), a pesar de que para disfrutar con los iPhones habrá que añadir un convertidor externo, porque los móviles de Apple, a diferencia de los teléfonos Android de gama alta, no admiten tanta densidad de datos.

Apple Music Lossless

Además de la calidad sonora de CD –o superior– a precio de Mp3, Amazon Music Unlimited HD y el renovado Apple Music tienen otros aspectos en común: sus catálogos contienen más de 70 millones de canciones; disponen de aplicaciones para ordenador, móviles iOS y Android y televisores conectados; muchas de las canciones se pueden oír leyendo al mismo tiempo la letra, y algunas disponen de remezclas en formato inmersivo, sea Dolby (en los dos casos) o Sony 3D Reality Audio (solo en Amazon). También ofrecen modalidades familiares, que admiten hasta seis usuarios independientes por unos 15 euros mensuales sobre los 10 euros de la cuota que paga un usuario individual. Justo es decir que el etiquetado de las canciones en las resoluciones más altas es bastante equívoco; de hecho, no hay garantía de que las versiones en alta resolución no procedan de másteres con calidad solo de CD, sobre todo después de que decenas de miles de grabaciones analógicas originales se hayan ido deteriorando o perdiendo –antes de ser digitalizados– en varios accidentes a los archivos de las grandes discográficas.

En el terreno de las diferencias, Amazon Music incluye la suscripción y la audición de podcasts, mientras que Apple la confía a una aplicación separada, una opción que personalmente prefiero. El servicio de Amazon también es más flexible en la audición en dispositivos externos conectados en la red: ni que sea con cierto grado de confusión, la música se puede enviar desde el teléfono a los altavoces compatibles con Alexa, entre otros ; con Apple Music hay que usar AirPlay. Los dos servicios generan emisoras y recomiendan música a partir de las preferencias y el historial de audición del usuario, con un grado de acierto variable: encuentro infumables la mayoría de las listas de reproducción preconfiguradas en Amazon Music, pero cada vez me gustan más sus recomendaciones. Las preselecciones de Apple Music parecen más aceptables, pero todavía no me conoce lo suficiente como para valorar el acierto en las recomendaciones.

A la espera de Spotify

Los principales afectados por el movimiento sospechosamente simultáneo de Amazon y Apple son los servicios de streaming de música como Qobuz y Tidal (ahora propiedad de Square, la otra empresa de Jack Dorsey, fundador de Twitter), que ya ofrecen música en alta resolución, pero la cobran al doble de precio que la de baja calidad. Estas plataformas alternativas ya recibieron un buen golpe cuando Amazon sacó Music Unlimited HD a 15 euros mensuales, pero ahora les costará justificar la cuota de 20 euros con dos de los grandes ofreciendo prácticamente el mismo contenido por la mitad de precio.

De todas maneras, las miradas están puestas ahora en el gigante del mercado: Spotify. La firma de origen sueco ya se lo veía venir y hace pocas semanas anunció que durante este año ofrecerá su catálogo en modalidad HiFi, pero sin concretar el formato exacto de los archivos de sonido ni la cuota mensual. Desde ayer es poco probable que se arriesgue a intentar cobrar un suplemento por la audición de música con calidad de CD o superior. Spotify, eso sí, ha ido construyendo el ecosistema Connect de dispositivos compatibles, mucho más amplio que el de cualquier de sus rivales.

Desde el punto de vista de los audiófilos, a Spotify se le está acortando la ventana de tiempo para activar la anunciada modalidad HiFi sin perder muchos abonados a manos de Amazon y de Apple. Si tarda mucho en hacerlo, seré uno de los que se marcharán. Personalmente preferiría seguir pagando la cuota mensual a una empresa europea que a una yanqui, pero como melómano me cuesta ignorar que por los mismos 10 euros (o 15, incluyendo a la familia) podría estar escuchando la música con mucha más calidad. Y no olvido que Amazon –y en menor medida, también Apple– remunera a los artistas un poco menos mal de lo que lo hace Spotify.

Quien tendrá seguro un crecimiento de actividad durante las semanas próximas son Tune My Music, Free Your Music, Soundiiz, SongShift y otros servicios que, por un precio módico alrededor de los cinco euros, facilitan transferir las listas de reproducción, los favoritos y el historial de audición de una plataforma de streaming a otra, y alivian la angustia de renunciar a todo el trabajo de personalización que, de manera explícita o implícita, hemos hecho durante años de audiciones.

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