Asumir la trampa del verbo 'asumir'

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Un verbo frecuente en las portadas de los periódicos que ofrecen el gato de la interpretación en lugar de la liebre de la actualidad asumir. En la inmensa mayoría de casos, el sujeto de la oración es alguien hostil en la línea editorial del medio y lo que se asume suele ser un trago amargo de vino picado. El problema es que, como cualquier predicción, es susceptible de acabar disparando el disparo por la culata. Y me he entretenido en encontrar algunos ejemplos para ustedes.

El presidente español, Pedro Sánchez, en el último pleno del Congreso.

Libertad Digital publicaba esto en febrero del año pasado: "El PSOE asume que Ada Colau llegará al Congreso después de las Generales". Debe ir con Cercanías, porque no hay noticia de que la exalcaldesa de Barcelona haya sido vista por la Carrera de San Jerónimo. En El Confidencial, también el año pasado, titulaban: "El PSOE asume que el rechazo a Sánchez va en aumento y el PP aspira a gobernar solo, sin Vox". Básicamente, querían decir “Incluso el PSOE sabe que se estampará en estas elecciones”, pero no sólo Feijóo no gobierna en solitario, sino que tiene bastante tiempo libre para ir digiriendo, con patatas, noticias proféticas como ésta. En El Correo de Andalucía, cuando el presidente español se tomó cinco días para deliberar si seguía o no, hacían la pieza “El PSOE asume un fin de ciclo «haga lo que haga» Pedro Sánchez”. Que el lector intente encontrar diferencias significativas entre la dinámica actual y la de hace unos meses: buena suerte. O este titular deAbc: “Sánchez asume que España tendrá que reconocer a Palestina en solitario después de intentar convencer a otros países”. Noruega e Irlanda dieron el mismo paso en paralelo y Eslovenia y Armenia les siguieron pocas semanas después. Y así ir haciendo. Asumir es un buen escarrás, que fuerza la idea –a menudo falsa– de que el propio perjudicado admite el perjuicio futuro que le viene encima. Pero acaba siendo una de las grasas trans del periodismo. Fuera, fuera.

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