BarcelonaEl viernes por la noche, en prime time, los espectadores de la cadena ABC se quedaban sin la emisión de su exitoso concurso ¡Jeopardy! Masters para dejar espacio al especial One on one with president Biden, la primera entrevista que concedía Joe Biden tras el desastre estrepitoso de su debate con Trump en la CNN. La entrevista la gestionó el propio director de comunicación de la Casa Blanca, Ben LaBolt, quien envió un mensaje al presentador estrella George Stephanopoulos para saber si estaría dispuesto a sentarse cara a cara con el presidente. La elección de la ABC se debe a sus buenos índices de audiencia. En la emisión del debate captó a casi tantos espectadores como la CNN, que era la cadena anfitriona. El canal tiene fama de ser poco partidista, aunque, por su parte, Stephanopoulos estuvo vinculado al Partido Demócrata en la década de los noventa, cuando formaba parte del equipo que supervisaba los mensajes de Bill Clinton. El periodista ya ha entrevistado en múltiples ocasiones a Biden a lo largo de su trayectoria política.
La grabación se llevó a cabo en Madison, Wisconsin, en el ambiente cálido y amable de una biblioteca escolar. Stephanopoulos introdujo la conversación advirtiendo que la grabación, de veintidós minutos de duración, no había sido cortada ni editada: “We have not touched it”, subrayaba. Era un reto profesional vistas las delicadas circunstancias de Biden. Era imprescindible dilucidar con claridad el estado mental del presidente pero, a su vez, no caer en la insensibilidad ante alguien que puede estar presentando síntomas de tener las facultades cognitivas deterioradas. Sin embargo, Stephanopoulos arrancó con contundencia: “Su equipo dijo que había pasado una mala noche. Pero su amiga Nancy Pelosi puso el foco en algo que está en la cabeza de millones de espectadores. ¿Fue un mal episodio de una enfermedad más grave?” Biden se justificó en el cansancio, una mala preparación del debate y el hecho de haber dormido mal. El periodista insistió: “Pero había pasado seis días en Camp David. ¿No le bastó para descansar?” Biden se excusó en el virus de un fuerte resfriado. "¿Ha vuelto a mirar el debate después?" “I don't think I did. No”, respondió el presidente. Stephanopoulos fue incisivo y preciso. En cierto modo, parecía querer analizar su estado de conciencia sobre la realidad. Cuando Biden se justificó en las veintiocho mentiras de Trump, el periodista no le dio por buena la respuesta: “Pero usted ya tuvo problemas desde la primera intervención, antes de que él hablara”. El periodista insistió mucho en preguntarle si especialistas en neurología lo habían examinado y si estaría dispuesto a mostrar los resultados a los estadounidenses. Pero Biden se mostró en un permanente estado de negación, tanto en lo que se refiere a los posibles problemas de salud como en las voces del partido que le piden que dimita: “Solo si Dios todopoderoso baja a la tierra y me lo pide. Pero esto no va a pasar”. Al final de la entrevista, Stephanopoulos lo intentó por la vía sentimental: “Sus seguidores lo quieren y siempre le estarán agradecidos por haber ganado a Trump en el 2020. Creen que ha hecho un trabajo magnífico como presidente. Pero ahora están preocupados por usted y por el país. No creen que usted pueda ganar. Quieren que se vaya con honores y lo animan a hacerlo”. Stephanopoulos parecía incluso que hablara en un tono más personal y, ante otra negativa de Biden, lo advirtió serio al final: “Señor presidente, nunca he visto que un presidente con un 36% de popularidad sea reelegido”. Por último, intentó incluso cierto chantaje emocional: “¿Cómo se sentirá en enero, cuando vea que ha perdido contra Donald Trump?” La entrevista parecía formar parte de la estrategia para hacerle tomar conciencia de la necesidad de retirarse. En la conversación de la ABC, Biden no parecía estar tan perjudicado a nivel cognitivo como en el debate, pero provocaba la misma alarma en la audiencia: un hombre frágil, enrocado y convencido de que solo él puede salvar al país.