Catalanofobia banal (con burbujas)
El Fin de Año es momento de levantar las copas y brindar por los deseos que queremos ver cumplidos este 2014. Si algún lector anheló ver erradicada a la catalanofobia, me temo que hoy he venido a aplastarle la guitarra. Titular deEl Español: "Fiestas de Navidad apolíticas: 7 cavas que no son catalanes". Es un ejemplo maravilloso –y con la grata cosquilla del anhídrido carbónico– de nacionalismo banal, que, traducido a la escatológica y catalana manera, significa no husmearse los pedos. Porque pocas cosas más políticas se me ocurren que hacer un artículo recomendando cavas de todas partes menos del lugar donde son característicos. Me dejo por leer el artículo sobre los mejores quesos de Burgos de Valladolid. El subtítulo es de traca: “Sin ánimo de sembrar polémica, ésta es nuestra selección de cavas elaborados fuera de Cataluña. Para seguir descubriendo la versatilidad del gran espumoso nacional y, por qué no, calmar el ambiente en las sobremesas navideñas”. Se deduce que poner un cava catalán en la mesa es más feo que pegar a un padre. El subtexto venenoso del planteamiento es que cualquier expresión catalana, por existir, es una provocación. Y que la mejor actitud es esconderla en las estanterías altas de la despensa.
El artículo dice que quiere descubrir las regiones menos conocidas en las que también se elabora este vino espumoso, y es un ánimo legítimo. Pero el título desmiente las buenas intenciones. Y también las echa por tierra una cola donde se lee: “Quizá así evitaremos alguna de las aburridas discusiones navideñas con el cuñado de turno que suelen enturbiar las sobremesas familiares”. Si El Español quería excitar a la catalanofobia de su parroquia y, de paso, concitar un boicot al cava catalán, al menos podía tener la valentía de decirlo en la cara, levantando su copa amarga de hiel.