El sábado por la noche, TV3 emitió la Cantada de habaneras desde Calella de Palafrugell. Míriam Riau era la periodista encargada de presentar el acto, que este año tenía una dosis de expectativa añadida: un final polémico por la decisión del Ayuntamiento de no cantar Mi abuelo como interpretación final de despedida, cómo era tradición. El motivo tiene que ver con la cadena. El documental Muros de silencio vinculó a su autor, José Luis Ortega Montasterio, con una red de explotación sexual. La familia del compositor lo ha negado y los hechos están pendientes de juicio, pero la sordidez del caso ha llevado a extremar la prudencia. Mi abuelo no se prohibió en ningún caso, sino que se retiró de la clausura. Marinero de tierra adentro, La bella Lola y La gaviota fue la tripleta musical escogida para cerrar la cantada.
La audiencia ya notamos desde el principio una cierta cautela a abordar informativamente la polémica, sin ofrecer el contexto de los cambios en el programa y el origen de la controversia. Pero cuando la cantada llegó a su tramo final las protestas del público obligaron a afrontar la situación: "Son los gritos de la gente que muestra su disconformidad con ese cambio de decisión de la cantada final, porque no acaba con Mi abuelo cómo solía terminarse –explicaba Míriam Riau–. Si no hay ninguna información de última hora, de entrada no debería ser así. Deberían ser estas tres canciones". Y, pese al revuelo de la audiencia, la presentadora se despedía: "Nosotros lo dejamos aquí. Muchas gracias", anunciaba como si tuviera prisa por acabar. La realización sí mostraba los silbidos y el pañuelo y cómo el público cantaba espontáneamente Mi abuelo. Incluso se escuchó a un espectador indignado que exclamó con voz potente: "Mi abuelo, cojones!" Una reclamación contundente con argumento nostrat. Uno de los cantantes, desde el escenario, prometió cantar la habanera de Ortega Monasterio después de cumplir con el programa pactado. Cuando llegó el turno de La hermosa Lola, TV3 lo anunció con un rótulo con falta de ortografía incluida: La vieja Lola, con viene baja. Convirtieron a Lola, aquella que "vuelve locos a los marineros y hasta el piloto pierde el compás", en una abuela irresistible que saluda con el pañuelo desde la playa. Inaudit después de treinta años de retransmisiones de habaneras.
Después de La gaviota, Riau reapareció: "Ahora, según han dicho, comienzan a cantar Mi abueloY así fue. Pero ni pío del documental ni del origen de la polémica. Una falta de claridad periodística en la que TV3 no debería caer. Porque si en su momento la cadena apostó por la tesis del documental, no puede parecer que ahora flaquean. La realización fue más clara y permitió observar un detalle. En el escenario, tres de ellas tres en un discreto segundo plano y, cogidas del hombro entre ellas, no parecía que cantaran.