Cincuenta años después, la calle todavía es de Fraga

Hay debate sobre si Fraga dijo realmente la frase "La calle es mía", que le persiguió hasta la tumba, pasando por la canción de La Trinca. Ramón Tamames aseguraba que se lo había dicho a él, cuando en 1976 quería montar una manifestación del 1 de Mayo ante el ministerio de Trabajo y el entonces vicepresidente le llamó para recordarle que estaba prohibida. "La calle es de todos", le espetó Tamames. "La calle es mía", dice que le replicó Fraga, que en cambio lo negó y atribuía la respuesta a un director de la Guardia Civil. Cosas de los demócratas de toda la vida. Sea cierta o apócrifa, el PP político y mediático lleva décadas actuando como si efectivamente la vía pública fuera de su propiedad, especialmente si es domingo y en la Moncloa gobiernan los demás.

Este viernes los diarios de la derecha dejan a un lado la ardua labor de dar noticias y convocan sin disimular mucho a la manifestación del domingo, con titulares como "Feijóo llama a «llenar las calles» a la «espera de las urnas»" (Abc) o "Feijóo decide liderar la calle contra la «mafia» de Sánchez" (El Mundo). Hace gracia, porque cuando es la izquierda quien organiza una marcha las formulaciones suelen incluir verbos como "agita", "instrumentaliza", se habla de "baño de masas mesiánico" y otras fórmulas de connotaciones similares. Si lo hace la derecha, en cambio, forma parte del orden natural de las cosas y se habla de liderazgo y de llenar las calles como deber cívico desde medios donde el buen periodismo se mezcla con otro trinchero y maniqueo, cercano a los tabloides británicos en métodos e intención. Ninguno de los periódicos censura a Feijóo por su uso de la palabra mafia, mientras que cuando Podemos hablaba de casta todo eran burlas y amonestaciones. En fin, si el control de la calle se hacía con los grises en los años setenta, ahora se intenta hacer con los amarillos: ¿quién dice que el mundo no evoluciona?