La clave de judo para estigmatizar a un colectivo

El medioQuillettepublica una pieza que se centra en los autores de tiroteos en Estados Unidos que se identifican como transgéneros. Y afirma que "la lista de criminales violentos que imaginan que han "nacido en el cuerpo equivocado" está creciendo". El reportaje lista cinco casos, pero no nos dice de cuántos veníamos y, sobre todo, no da el contexto necesario para saber si hay más asesinos que se identifican como transexuales porque por lo general hay más personas que se declaran. La estigmatización que busca el medio es evidente. "Por supuesto que si un asesino, o asesino en grado de tentativa, se identifica como trans eso no quiere decir necesariamente que su identidad esté conectada con su móvil criminal". Bien, no sólo sí que hay que decirlo, sino que básicamente esto invalida toda la pieza. Si realmente no hay vínculo, no existen los asesinos trans como colectivo y, por tanto, el artículo es tan estéril como hablar de los asesinos que calzan un 41, son tauro ascendente escorpión o comen pizza con piña.

Este medio, bastión del neoconservadurismo, afirma que las personas con disforia de género son hasta cinco veces más susceptibles de sufrir algún trastorno mental: es la clave de judo que utilizan para dejar flotando en el aire la idea de que estas personas son más proclives a cargarse a alguien. El primer caso que exponen es el de alguien que en sus armas tenía eslóganes como "Que queme Israel" o "Seis millones no fueron suficientes": ve que esto no sea más indicativo de su carácter. Poner en primer plano la identidad de género y tomar media docena de casos para ligar transexualidad y homicidios no es desafiar la corrección política sino estigmatizar a un colectivo. Y tratar a estas personas de enfermas. No estamos lejos de volver a pedir terapias de reconversión para hacerles encajar en el molde, aunque sea a machetazos.