Polémica

Un escándalo del periodista mejor pagado de la BBC reaviva el debate sobre el futuro de la corporación

El presentador que comunicó la muerte de Isabel II, hospitalizado por una crisis mental después de que se lo acusara de comprar imágenes sexuales explícitas a un chico de 17 años

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Una imagen de archivo de Huw Edwards

LondresPoco tiempo le ha faltado al diputado conservador Lee Anderson para pronunciarse en Twitter en términos muy polémicos sobre la BBC: "Es hora de que este santuario para pervertidos financiado por los contribuyentes se convierta en un canal de pago". El comentario, hecho el miércoles por la tarde, se refería a los hechos en los que, desde el fin de semana pasado, se ha visto envuelta la cadena pública. Un escándalo que muchos de sus tradicionales enemigos –especialmente dentro del Partido Conservador y de los medios del grupo Murdoch– han aprovechado, una vez más, para cuestionar los principios fundamentales del servicio público.

Todo empezó el pasado sábado, cuando The Sun, el sensacionalista diario del grupo Murdoch que hasta el 2015 publicaba la foto de una mujer en topless en la página 3, informó, sin decir su nombre, de que una de las estrellas de la BBC había pagado a lo largo de los años hasta 35.000 libras (unos 40.000 euros) por fotos sexuales explícitas de un chico que, en el momento en el que habría empezado el intercambio, tenía 17 años y, por lo tanto, era menor.

La información desató una oleada de especulaciones y críticas en las redes sociales, y los trols habituales dispararon contra algunos de los presentadores más conocidos, desde Gary Lineker hasta Jeremy Vine, hasta el punto de que este, muy conocido por sus programas de entretenimiento y por el seguimiento virtual de las noches electorales, pidió públicamente que para no hacer más daño a la corporación el colega que era objeto de las alegaciones se autoidentificase.

Y ayer, a última hora de la tarde, el nombre apareció públicamente por primera vez, a pesar de que ya era un secreto a voces en las redes. Vicky Flind, productora de ITV News, y la mujer del periodista mejor pagado de la cadena, Huw Edwards, de 61 años, con cuatro décadas en la BBC, admitía en un comunicado que su marido era la persona de la que hablaba The Sun. Al mismo tiempo, Flind aseguraba que la situación en la que se ha visto involucrado lo ha llevado a un hospital, "afectado de un grave problema de salud mental". En los últimos veinte años el periodista ha sufrido en reiteradas ocasiones diferentes episodios de depresión, de los que ha hablado muy abiertamente.

Ningún delito

Crucialmente, un par de horas antes Scotland Yard aseguraba que después de las investigaciones que había llevado a cabo estaba en condiciones de asegurar que no "hay nada delictivo" en la conducta del prestigioso –al menos hasta ahora– periodista. Esta versión coincidía perfectamente con la que el lunes dio el abogado del chico que habría recibido el dinero a cambio de sus imágenes, que en una entrevista al Daily Mirror aseguraba que "las acusaciones eran totalmente falsas", y que Edwards "no hizo nada malo". La única fuente del Sun, la madre del chico y el padrastro, habían asegurado al diario que la supuesta víctima utilizaba el dinero para pagar su adición al crac.

Más allá del daño personal y profesional a Edwards, y de la relación de abuso de poder que habría podido mantener con la persona de quien presuntamente compraba las imágenes, el caso y cómo lo ha presentado The Sun dice mucho del paisaje mediático británico, envenenado por medios que son actores políticos de primer orden. El diario, y por extensión todo el grupo Murdoch, quieren socavar al máximo la BBC. Y para hacerlo han expuesto unas alegaciones de las que no se conocen los hechos y que, en el peor de los casos, de acuerdo con el abogado de la presunta víctima, no son ciertas.

Con una gran incertidumbre sobre su financiación y sobre la renovación de la Carta Real, que tiene que definir su futuro estatus al llegar el 2027, la BBC ha anunciado esta mañana que retomaba la investigación sobre el comportamiento de Edwards, después de nuevas alegaciones hechas por tres compañeros y colegas del periodista, que implicarían desde un presunto abuso de poder hasta insinuaciones sexuales inapropiadas. The Sun, por su parte, ha anunciado que no tiene intención de publicar más informaciones sobre el caso. Pero ahora The Times, también del grupo Murdoch, le ha cogido el relevo y habla de las mencionadas nuevas acusaciones.

En el pasado, la BBC se ha visto salpicada por un escándalo mucho más grave, relacionado con el encubrimiento de las actividades de su estrella de programas infantiles y juveniles Jimmy Savile, pederasta denunciado por más de 500 víctimas, que durante décadas, y hasta su muerte, en 2011, continuó disfrutando de una reputación irreprochable.

La crisis actual se produce en un contexto en el que el máximo órgano de dirección no ejecutiva de la cadena se encuentra sin presidente a causa de la dimisión de Richard Sharp, en el mes de abril, por su implicación secreta en la ayuda al entonces premier Boris Johnson para conseguir un crédito de 800.000 libras poco antes de que fuera nombrado.

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