Una especie de 'Tor' pero al por mayor

Imagen promocional de 'Indomable'
Periodista i crítica de televisió
2 min

La serie más vista de Netflix estos días es Indomable (Untamed), un thriller rural que engancha en la primera escena. Es una producción muy comercial que sigue a los cánones más típicos de la plataforma. Aparte de atraparte tiene un elemento añadido: puedes ir criticando los recursos más forzados de guión y comentando los defectos. Te enganchas y la pones en cuestión a la vez, como un placer culpable. Indomable vendría a ser una especie de Tor en versión Yosemite, es decir, al por mayor. Un entorno natural espectacular y salvaje que esconde misterios, un grupo de hippies pasados de rosca ocupando la montaña, varios conspiranoicos, asesinatos, intereses económicos en torno al parque natural y un elenco de machos muy machos marcando su territorio. Si Carles Porta nunca decide rematar el espectáculo en torno a Tor con una ficción, es imprescindible que se inspire en esta serie.

Indomable arranca con una secuencia llena de tensión que provoca vértigo, en la falda de El Capitán, el risco escarpado tan admirado por los escaladores. La aparición del cadáver de una chica comportará una investigación que reactivará conflictos del pasado. El protagonista es Kyle Turner, un agente federal del parque natural lleno de traumas y con una historia personal oscura. Conoce el parque del Yosemite al milímetro y se pasea a caballo, vestido de Coronel Tapiocca, como si estuviera rodando un anuncio de grandes almacenes. Es un todoterreno: sabe montar, pelota helicópteros, practica el alpinismo más extremo, tiene una vista superdotada para detectar un cabello en una rama en medio del bosque y un olfato digno de los mejores mamíferos. A pesar de tener malas pulgas, vivir como un indigente, estar deprimido y levantar demasiado el codo, sale cada mañana de la cabaña hecho un pincelito para patrullar. Parte de la estrategia narrativa del guión consiste en crear un círculo de personajes en el que todos intentan esconder un pasado doloroso. Como todo el mundo explica su vida a medias, el misterio siempre se mantiene.

La serie potencia el efecto hipnótico de los paisajes espectaculares del Yosemite, y toda la fauna humana que vive escondida entre las hojas, en pequeños campamentos que parecen la zona de camping del Decathlon. Lo que resulta indomable de verdad son los tópicos y estereotipos, especialmente los masculinos. Hay sobredosis de testosterona de caballeros con vaqueros y camisas de cuadros armados con escopetas de caza y que por la noche beben whisky para ahogar las penas. Y, sin embargo, quieres saber qué ha pasado y cómo acaba. Son sólo seis capítulos ya partir del tercero la serie pierde un poco el ritmo porque la madeja se empieza a envolver demasiado. La trama deriva en una historia algo más sórdida que el misterio rural inicial, se acumulan los dramas de demasiados personajes y, a la hora de desenredar la historia, todos deben dar demasiadas explicaciones. Quizás por eso, cuando llega el desenlace, a la serie parece que le cuesta encontrar el momento de cerrar. Eso sí, tal y como ocurrió con Tor, Indomable puede que estimule la peregrinación de turistas hacia el Yosemite. Es una magnífica promoción del parque natural. No es extraño que lo hayan estrenado en período vacacional.

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