Excusas de mal pagadora con la sexualidad de Taylor Swift

08/01/2024
Jefe de Media
2 min

Un larguísimo artículo de opinión del New York Times –ocuparía cinco páginas en el ARA– sugiere que Taylor Swift pertenece a la comunidad LGTBIQ+ y que ha lanzado algunos mensajes en clave a sus canciones. La pieza ha causado controversia entre numerosos lectores, que lo ven como una intromisión en la privacidad de la megaestrella, así como en el entorno de Swift. La autora, consciente de la que le vendría encima, trataba de poner la venda antes de la herida: “Cada vez que un artista emite señales de ser queer, y esta transmisión cae al vacío, esta señal muere. Identificar la posibilidad de ese carácter queer –siendo consciente de la diferencia entre posibilidad y certeza– mantiene la señal viva”. Hombre, no. Si Taylor Swift hubiera querido declararse no binaria, bisexual, o lo que fuera, lo habría hecho. Por los motivos que sea (contando que podría ser heterosexual por mucho que empatice con la causa LGTBIQ+) ha decidido que sus declaraciones lleguen hasta cierto punto. Y, después, hay referencias a las letras de canciones, conscientes o involuntarias, que pueden ser simples guiños a la comunidad y no permiten deducir ninguna identificación personal con una identidad sexual concreta.

Taylor Swift

La periodista argumenta que ella sólo especula, pero una especulación, bajo la cabecera del New York Times, no es inocua. Y ciertamente no se limita a consignar referencias, sino que –con el pretexto de que es una opinión– lo que hace es trasladar en realidad una información no contrastada sobre la sexualidad concreta de Swift, que es un aspecto sin ninguna relevancia pública y de su estricta intimidad. Si yo digo que X podría ser gay, el lector tenderá a pensar que X es gay y que sólo me estoy cubriendo los hombros jurídicamente. La opinión no debería ser un salvoconducto para piezas desafortunadas, que intentan instaurar hechos no sustentados o adjudicar sexualidades ajenas con ligereza.

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