La extraña visita de Rufián a 'La revuelta'
El lunes por la noche Gabriel Rufián fue el invitado de La Revuelta, el programa más sobrevalorado de La1. David Broncano justificó su presencia: lanzaron un anzuelo en las redes sociales que el diputado de ERC picó con mucha prisa. El presentador se mostró escéptico sobre la visita, dado que se trataba del primer político en activo que iba al programa y, en una televisión pública, deberían compensarlo llevando a otro diputado de un espectro político opuesto.
Lo que causó cierta perplejidad fue la actitud de Rufián nada más pasar la puerta del escenario, como si fuera una especie de estrella del rock. "¡Presidente!, ¡presidente!", gritaba el público.
El espectáculo se desarrolló como de costumbre, especialmente cuando el invitado es otro macho alfa que se suma a la manada habitual. Cuatro hombres vacilándose entre ellos, sin terminar ninguna frase, interrumpiéndose, no se entienden la mitad de las bromas y son incapaces de establecer un diálogo coherente o interesante. Animados por un público molesto y excitado, todo eran comentarios absurdos lanzados al vuelo con la pretensión de erigirse en los más graciosos del grupo, en una competición ridícula y testosterónica. Broncano se reía al ver cómo a Rufián le gustaba contemplarse a él mismo en el monitor.
El programa tiene una estrategia de vasallaje donde el invitado tiene que ofrecer regalos. El diputado llevó un pantalón de chándal como obsequio: "Esto es mío, eh. Esto es mío real, eh... y con esto yo fui un día al Congreso". Lo entregó como si fuera una reliquia que había que preservar". "Yo iba con esto por la calle, tío, y me pillaron, y fue un 'ejcándalo' brutal". También llevó CDs de grupos catalanes y aceite de Jaén. Los del sector del aceite catalán estarán contentos. Cuando Broncano propuso hacer la entrevista en catalán, Rufián no se sintió muy estimulado por el reto y no intercambiaron más de dos frases. Una lástima teniendo en cuenta lo que cuesta normalizar su uso en cadenas de ámbito estatal. Una ocasión perdida. El diputado de ERC, presuntuoso en todo momento, pareció más motivado por dar los detalles de las reuniones que mantuvo con Ábalos en el pasado y para explicar que el socialista incluyó sin problemas que en el pacto de investidura pusiera que "algún día" se votaría al estatus político de Catalunya. Rufián también lamentó ser siempre el centro de atención: "La gente saca el móvil todo el rato, tío, todo el rato. (...) No gusta, tío. Es lo que hay, pero peor sería robar". Un presentador de televisión y un diputado en el Congreso lamentando las miserias de la fama es un diálogo que podría recibir el premio a la conversación más ególatra. Para clausurar la extraña y desperdiciada visita de Rufián a La Revuelta, acabó contestando a las preguntas clásicas de Broncano: tiene 28.000 euros en el banco y en el último mes se ha hecho seis pajas: "Todo pa'mí, tío". Puede sumar otra: la del acto de onanismo en la tele pública pensando más en sí mismo que en todo lo que representa.