La Última

Justo Molinero: "Las folclóricas sí, pero yo no quería morir delante de un micrófono"

Propietario del grupo de emisoras Radio Tele Taxi

03/05/2025
8 min

BarcelonaJusto Molinero (Villanueva de Córdoba, 1949) ha dado un paso al lado. Es el propietario de Radio Tele Taxi, sigue yendo a la emisora, grabando anuncios o viendo clientes, pero ya no hace un programa de radio cada mañana. Su grupo de emisoras, con miles de oyentes y anunciantes fieles, ha sido muy goloso históricamente para los políticos que han gobernado Cataluña y querían acceder a los nuevos catalanes llegados de toda España. A Justo Molinero le han reconocido los méritos con la Creu de Sant Jordi, el premio Ondas o nombrándole Fill Adoptiu de Mataró. A sus 75 años, ha bajado el tono y las revoluciones.

¿Cómo es que últimamente ya no haces radio todos los días?

— Hombre, algún día tenía que tocarme. Tomar la decisión no es fácil, pero es aún más difícil llevarla día a día.

¿Tienes mono de micro?

— A veces sí, mucho. Han sido 43 años, desde 1982. Deunidó, una vida.

¿Últimamente tienes la sensación de que el tiempo te pasa más rápido o más despacio?

— Antes el tiempo pasaba más rápido. Empezaba el programa por la mañana, no me daba cuenta y ya era mediodía. Pero tengo una estabilidad bastante buena, una mujer a la que quiero, ella me quiere a mí, salimos, vamos aquí y allá. Bien. Vivimos.

¿Cuál es la última definición que se te ocurre para explicar quién es Justo Molinero?

— Justo Molinero es una persona que nació en Villanueva de Córdoba, que vino a Barcelona huyendo del hambre, que empezó a trabajar de mecánico, después me fui a hacer el servicio militar, allí encontré a un compañero que su padre tenía un taxi, me estuvo contando lo que ganaba y me propuso tener yo uno.

Pero taxistas hay 10.000 y Justo Molinero hay uno.

— Sí, es verdad. Recuerdo cuando venía en autocar hacia Catalunya y pensaba que la tierra que me diera la posibilidad de desarrollarme como persona sería mi tierra. Y esta tierra ha sido Catalunya y, por tanto, soy un catalán más. Un catalán de Córdoba, pero un catalán más.

Tú llegas aquí con 17 años. ¿Qué últimos recuerdos conservas del pueblo?

— Recuerdos de cuando era niño y íbamos a reparar un camión que llevaba aceitunas y se le habían reventado las ruedas. Yo estaba debajo del camión y por la nuca me chorreaba el aceite de las aceitunas. Nunca lo olvidaré. Sentir las campanas del pueblo, las cigüeñas...

Llegaste a Catalunya en 1967, en lo que fue la penúltima ola de inmigración. ¿Qué es lo que venías a buscar aquí?

— Venía huyendo del hambre. Veníamos a buscar trabajo y a poder vivir con mis padres. Es muy doloroso para una familia que llegue la noche y no saber qué dar de comer a sus hijos. Éramos tres hermanos y una hermana. Había gente que ya trabajaba en Catalunya y volvía al pueblo en coche. Yo pensaba: "Aquello será la hostia". Y cuando llegué a Santa Coloma de Gramenet, la primera noche, a las cinco de la mañana, oí mucho ruido y era gente que iba a trabajar a una fábrica de tejidos. Ah, esto no me lo habían contado. No era fácil, no. He tenido suerte, las cosas me han ido bien y estoy orgulloso de ser un catalán más.

¿Tú te has sentido alguna vez discriminado en Catalunya por ser un catalán de Córdoba?

— Yo pensé que debía aprender a hablar el catalán, que si algún día tenía hijos no quería que fueran discriminados por razón de lengua. Tengo dos hijos y con los dos hablo en catalán.

¿Cómo lo aprendiste el catalán?

— Hablando. Me acuerdo que en Córdoba había un valenciano llamado Bienvenido Catalán y tenía camiones. Cuando le ocurría cualquier cosa, siempre decía: "Cagondéu". Mi primer trabajo en Barcelona fue en un taller de la calle Wellington, no sé qué me pasó y solté: "Cagondéu". Y el señor Domènec dice: "Mira a Justo, hace una semana que ha llegado y ya habla catalán". Yo no sabía ni qué quería decir eso.

Soy seguidor de Radio Tele Taxi y muchos de los oyentes que llaman llevan los mismos años en Catalunya que tú y no hablan catalán. ¿Por qué?

— No lo sé, quizás hay gente que no se siente el catalán como suyo. El catalán es demasiado educado, por así decirlo. Si yo estoy hablando y suelto una castellanada, me cambia rápidamente de idioma. Es como si el catalán no quisiera que nosotros entráramos en ese espacio de su lengua. Tú continúa con el catalán, porque el catalán se aprende hablándolo. Hay esa manía de cambiar enseguida de lengua.

Y a los que, como tú, han llegado de fuera, ¿qué les dirías?

— Algunos no han tenido la oportunidad o la posibilidad de estudiar catalán, pero hay mucha gente que lo habla, el catalán.

El eslogan de Radio Tele Taxi es "Lo nuestro". El de TV3 es "La nostra". "La nostra" y "Lo nuestro" se refieren a lo mismo o son dos Catalunyes diferentes?

— Es lo mismo. No hay diferencia alguna. Hay muchos catalanes que nos escuchan y seguramente miran TV3.

¿Cómo crees que está acogiendo Catalunya la última ola de inmigración, la que ha llegado de otros países?

— Lo está haciendo muy bien. Poniendo todo tipo de medios para que puedan adaptarse al país. También los necesitamos para trabajar.

Últimamente te noto menos combativo, como si tus guerras ya las hubieras hecho hace años y ahora no quisieras problemas.

— Yo soy una persona de paz y busco la paz donde quiera que vaya.

¿Tú te ves volviendo a vivir en Villanueva de Córdoba?

— Voy a pasar unos días, pero ir a vivir, no. Mi tierra es esta. Lo lamento mucho por la gente que vinieron que ya eran muy mayores y estos quizás sí sufrieron el deseo de volver y no poder. Mis padres y mis abuelos están enterrados aquí, en Badalona.

¿Qué es lo último que le has pedido a Dios?

— Tengo una hija que está en Australia y el otro día, en el aeropuerto, le di dos besos pensando que tal vez eran los dos últimos besos que le daba. Y a Dios le pido que donde quiera que esté, que esté bien y que sea feliz. Ahora ha ido para allá mi sobrina y me han enviado un vídeo que estaban en la playa.

O sea que, por el momento, Dios te está haciendo caso.

— Sí, sí, yo me llevo bien con Dios. Ya no he vuelto a cagarme más en él, desde esa vez que te contaba del taller mecánico.

Hablamos un poco de tu relación con los políticos. ¿Cuál es la última vez que te has visto con el president Pujol?

— Hace tiempo que no lo he visto. La última vez le fui a ver a su casa, y después el día de la muerte de su mujer. No nos vemos con frecuencia, pero tenemos buena relación. Yo creo que está bien. Aunque yo ya no haga radio todos los días, me gustaría entrevistarlo. Él, a mí, me ayudó a que yo amase mi tierra, viendo lo que él sentía por Catalunya. Él ha hecho que mucha gente creyera en este país. Nos haría falta otro Pujol en poco tiempo.

Lo que ocurre es que de Jordi Pujol está su obra de gobierno, pero también está la confesión del dinero en Andorra.

— Esto es otro problema que yo no he vivido y del que no quiero saber nada. Es cosa suya. Es normal, porque si uno tiene durante muchos años la caja al lado, acaba metiendo la mano.

Hombre, no todo el mundo.

— Llega un momento en que crees que la caja es tuya. Puede pasarle a cualquiera, yo creo. A él también le pasó, pobrecito.

Con Oriol Junqueras hicisteis un libro juntos, también tienes mucha relación con él. ¿Tú crees que los políticos catalanistas e independentistas te han tratado mejor de la cuenta para poder llegar a un sector de Catalunya al que no tenían un acceso fácil?

— Esto nunca lo he oído. A Oriol el otro día le estuve saludando en la Feria de Abril, le pregunté por la mujer, está bien, está feliz y me alegro. Lo fui a ver a la cárcel. ¿Quién iba a decir que yo iría a ver a un amigo a la cárcel? Es un amigo más que un político. Yo he tenido muy buena relación con todos y sigo teniéndola.

¿Cómo está yendo esta última edición de la Feria de Abril de Catalunya?

— Poner un precio de entrada en la feria fue una equivocación. Debieron pensar que si iba un millón de personas y cada uno pagaba tres euros, serían tres millones de euros. Fue muy mala idea. Se eliminó y ya está, ningún problema. Radio Tele Taxi somos la emisora oficial, tenemos casita y cada día pasan artistas.

Justo, supongo que habrás pensado: "¿Qué pasará con Radio Tele Taxi el día que yo no esté?" ¿Cuál ha sido la última vez?

— Pienso en ello muchas veces. Tengo a mi sobrino, Miquel Àngel, que es el que la lleva, y muy bien. Pensaba que mi hija algún día querría volver a la radio, pero no es así. Mi hijo va por otro camino. No sé. ¿Tú la quieres comprar? Porque si quieres, hablamos.

¿Te gustaría vendértela?

— No me lo he planteado.

¿Qué prefieres: venderte la emisora, cobrar un dinero y no tener que pensar más en ella o preferirías que esto siguiera en manos de tu sobrino?

— Yo la puedo vender si la continuidad está garantizada y mi sobrino y la gente que hay allí sigue trabajando. Podemos hablar, seria bueno. Alguien de la familia o de confianza. Radio Tele Taxi es una emisora necesaria en Catalunya. Me acuerdo cuando Jordi Pujol decía: "Yo, cuando quiero que el pueblo se entere de algo, paso por Catalunya Ràdio y luego me voy a ver al Justo".

¿Cuál es el último proyecto que te queda por hacer?

— Yo creo que casi lo he hecho todo. Ahora son proyectos más personales, con mi mujer, que profesionales.

¿Cuál es el último mal momento que has pasado?

— Yo voy resistiendo todo lo que me toca, pero malos momentos no he tenido, por suerte. Te deseo para ti que el tiempo de la jubilación sea como el mío.

¿Qué te hizo decidir a jubilarte del micrófono, cuál fue el último empujón?

— Yo creo que tenía que dar un paso atrás y dejar que mis compañeros hicieran su camino. Sigo yendo a la radio, grabando publicidad, viendo clientes, pero sin ponerme cada día delante del micrófono.

Tú que conoces tanto a las folclóricas, con esa cosa que tienen de: "Me moriré encima del escenario"...

— Las folclóricas lo dicen, sí. Lo piensan así. Pero yo nunca pensé morirme delante del micrófono. Hay que darle paso a otra gente. Afortunadamente tengo un equipo de muy buenos trabajadores en la radio, que lo hacen muy bien. Estoy muy orgulloso.

Las dos últimas preguntas son iguales para todos. Una canción que estés escuchando últimamente.

— De Omar Montes, tal vez. Y todas las canciones de Rocío Jurado han sido muy importantes para mí.

Las últimas palabras de la entrevista son las tuyas.

— Os deseo a todos mucha salud, disfruta de la vida, que nos quedan cuatro días. Yo estoy aquí para ayudar a quien sea. Venga, muchas felicidades.

Justo Molinero fotografiado en la Rambla de Barcelona antes de la entrevista.
Coronado y Molinero

Es miércoles por la mañana, día de Champions en Barcelona, y la rambla de Canaletes está llena de seguidores del Inter de Milán. Justo Molinero llega al hotel 1898 con una americana morada y un pin dorado de Radio Tele Taxi en la solapa. No puedo dejar de decirle que, a medida que han ido cumpliendo años, cada vez se parecen más él y el actor José Coronado. "¡Qué más quisiera el Coronado!", replica.

Le acompaña su esposa, Montse Rodríguez, a la que también conoció gracias a la radio. Era oyente de Justo Molinero antes de convertirse en su pareja. Montse se sienta detrás de las cámaras y se convierte en la espectadora única de la conversación. Cuando acabamos, le dice a Justo que ha sido demasiado calmado. "La próxima vez me haces la entrevista a mí".

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