Las gafas con superpoderes de Pedro Sánchez

Cuando Clark Kent se sacaba las gafas se convertía en Superman y nadie le reconocía. Pedro Sánchez es la versión simétrica: ha sido ponerse las gafas y –¡shazam!– se ha convertido en Superman, capaz de atravesar toda una comparecencia en el Senado dedicada a la corrupción que afecta a su partido y conseguir que los digitales de la derecha se centren en la marca de las lentes que lucía. "Pedro Sánchez estrena gafas de lujo de Christian Dior en la comisión del Senado sobre la corrupción en el PSOE", titulaba El Español, uno de muchos ejemplos similares, como queriendo decir que el #perrosanche se reía en la cara del respetable exhibiendo un artículo reservado a la minoría justamente cuando toca hablar de sobras y dinero caído del cielo. Al cabo de unas horas, sin embargo, aclaraba que de estreno nada: eran unas gafas de segunda mano, compradas cinco años atrás, por 250 euros. Como cualquier miope, hipermetropo o présbita tristemente sabe, esta cantidad no es nada del otro mundo y unas monturas hoy en día ya suben hacia estas cotas. Además, la jugada le ha salido bien a ambos lados del espectro editorial, porque los medios afines le hacían la garra-gara. En El País titulaban "Anatomía de las gafas de Sánchez: montura retro y aspecto poco convencional para una declaración de estilo". Es que ya no es guapo porque no se entrena.

Incluso al día siguiente, en las portadas de papel, las gafas seguían siendo las protagonistas. ElAbc le retrataba hasta seis veces, con seis expresiones diferentes, como si le hiciera un book de modelo, mientras que La Razón optaba por una única foto, con la mano sosteniendo las gafas bien extendida, por lo que la mirada te marchaba indefectiblemente hacia el complemento en cuestión. Es decir, la forma se tragaba el fondo. ¡Qué miopía, y no hablo precisamente de la del presidente español, que una vez más ha tenido muy buena vista.