Grupos mediáticos

Prisa 'mata al padre': el grupo destituye a Juan Luis Cebrián como presidente de honor de 'El País'

El grupo mediático ha tomado la decisión después de que se anunciara que el famoso periodista colaborará con otro medio

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El consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián.

El consejo de administración de Prisa Media ha decidido, por unanimidad, destituir a Juan Luis Cebrián como presidente de honor deEl País. El cese del periodista, una figura clave en el mundo periodístico español, ha sido por "incumplimiento de contrato": no había solicitado la preceptiva autorización para colaborar con otro medio de comunicación, en este caso, The Objective. Pero esta falta es sólo el pretexto para cortar el último hilo que ataba a quien fue ideólogo y factótum del grupo durante sus años de máximo esplendor: la distancia entre quien fue director fundador del diario más vendido en España y la actual cúpula empresarial hacía años que se iba ensanchando.

Cebrián anunciaba este jueves su colaboración como periodista en The Objective, consistente en una serie de entrevistas mensuales en formato vídeo a personalidades políticas, sociales y culturales, publicadas el primer domingo de cada mes. La primera, significativamente, en Felipe González. El anuncio llevó a un comunicado del consejo de administración del grupo Prisa: "La condición de presidente de honor del diario obliga a un cumplimiento contractual que no se ha dado en este caso. En consecuencia, se ha decidido de ello la destitución".

Auge y caída de un referente

Nacido en Madrid hace 79 años, el periodista se mantuvo como director del rotativo hasta noviembre de 1988, cuando fue nombrado consejero delegado del diario y de Prisa. Se le ha reconocido ser el artífice del gran diario español de la Transición, capaz de retener prestigio internacional y ventas, ofreciendo un producto que contribuyó a la modernización mediática de España, en paralelo a lo que hacía el PSOE en materia política esos mismos años. Los vínculos entre el rotativo y esta fuerza política fueron intensos.

En cambio, su balance como gestor es mucho más discutible. Durante su gestión, Prisa se cargó de deuda hasta el punto de superar los 5.000 millones de euros. Esto estranguló financieramente al grupo, ya que los beneficios que daban las ramas de negocio todavía rentables durante los años más duros de la crisis apenas cubrían los intereses de una deuda que parecía imposible aplacar. Una política de compras internacionales desatadas, sobre todo en Latinoamérica, y una mala apuesta por la televisión de pago hicieron que Prisa acabara desprendiéndose de algunos de sus activos más relevantes, como parte de la editorial Santillana, el antiguo Canal+ (después Canal Satélite Digital y actualmente Movistar+) y Cuatro, entre otros.

La situación dio una vuelta en mayo del 2018, cuando Cebrián abandonó los cargos ejecutivos del grupo y fue nombrado presidente de honor deEl País, como reconocimiento a su trayectoria. Pero aquella era una distinción amarga: el directivo había intentado mantenerse en el poder, pidiendo ayuda a Telefónica, Santander y CaixaBank –accionistas destacados del grupo– para que intercedieran a su favor en la lucha interna que, en el otro bando , lideraba Manuel Polanco, hijo del fundador empresarial de Prisa, Jesús Polanco. Aquella ronda de contactos en la desesperada incluyó, incluso, contactos con la Moncloa con Mariano Rajoy de inquilino, un movimiento insólito teniendo en cuenta los vínculos históricos deEl País y la SER con el PSOE.

Al final, Cebrián empezó a cavar su propia tumba profesional dentro del grupo cuando le situó en intensos números rojos. Fue entonces cuando el accionariado se abrió a grupos de inversión y bancos. De forma progresiva, Amber Capital fue estableciéndose como accionista de referencia y la figura del empresario francés de origen armenio Joseph Oughourlian fue tomando relevancia. Y también cargos: fue vicepresidente de Prisa en abril de 2019 y ascendió a la presidencia en diciembre de 2020. Cebrián había inaugurado la tendencia de los periodistas de primera línea a reconvertirse en gestores empresariales, pero finalmente los financieros habían impuesto la su ley. Al final, durante la gestión de Cebrián hubo un momento en el que era más barato comprar una acción de Prisa que un ejemplar deEl País. Una década atrás cada acción costaba más de 200 euros.

Un cambio ideológico

En los años previos a su salida, Cebrián parecía empeñado en poner a prueba la resistencia del lector tradicional deEl País. Nombró a Antonio Caño como director y, durante ese mandato, el diario se implicó a fondo al torpedear –en vano– la carrera de Pedro Sánchez en su carrera para tomar las riendas del PSOE. Su candidata era la andaluza Susana Díaz, representante de la vieja guardia y apadrinada por Felipe González, que perdió estrepitosamente. Más tarde, ya como presidente de honor deEl País, algunas de sus columnas eran auténticos misiles contra la línea editorial actual del diario, que busca reconectar con el lector español tradicionalmente de izquierdas. Esto evidenciaba, una vez más, el enorme distanciamiento de la redacción que él mismo había puesto en marcha.

Este divorcio vivió su momento de máxima tensión en el 2012, cuando los trabajadores del diario aprobaron convocar una huelga de 18 días en respuesta al plan de la empresa de emprender un ERE. El personal le reprobó "por su falta de lealtad a la plantilla y su nefasta gestión", al tiempo que exigía el retorno "de buena parte de los millones de euros que ha cobrado en los últimos años". Cebrián respondió haciendo público que el coste medio de un trabajador de la casa, dirección excluida, era de 88.000 euros. Varias fuentes le atribuían a él unos emolumentos, acciones y complementos incluidos, de 13 millones anuales.

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