El pasado mes de abril se estrenó en los cines Civil War, una de las mejores películas del año. Dirigida por Alex Garland, es una distopía que nos sitúa en medio de una guerra civil en Estados Unidos desde el punto de vista de los fotoperiodistas que cubren el conflicto. Es un filme pacifista y antipatriota, sobre todo porque sus protagonistas lo son. Es también una advertencia, un grito desesperado de alarma. No necesita explicar las razones que han llevado al país al conflicto ni es necesario especificar líderes ni referentes. El espectador identifica perfectamente el poso argumental, porque es lo mismo que polariza a la sociedad estadounidense.
Ahora la plataforma 3Cat ha estrenado un nuevo capítulo de la serie de cortos documentales Punto de no retorno, de Raül Gallego. Armados y divididos: miedo y paranoia a una guerra civil en EE.UU. es el primer episodio de la segunda temporada. Rompe la narrativa tradicional de que la población armada son los supremacistas blancos defensores de Trump. La primera protagonista lleva la bandera trans pintada en la empuñadura de su rifle y sirve para ejemplificar cómo hay formaciones armadas de izquierda que han decidido entrar en un posible combate para defender a las comunidades minorizadas. También descubrimos grupos supervivencistas organizados en milicias para protegerse o comunidades afroamericanas que desconfían de los demócratas por las promesas no cumplidas. Personas que defienden la convivencia, la igualdad y la tolerancia pero que, a las puertas de una hipotética guerra civil, quieren estar preparadas para luchar y defenderse.
En la película Civil War hay un francotirador que dice a los fotógrafos “Nadie nos da órdenes; ellos quieren matarnos y nosotros a ellos”. Raül Gallego plasma perfectamente el caldo de cultivo de ese conflicto anárquico en el que los ciudadanos están dispuestos a disparar contra aquellos que quieran matarlos, sea quien sea. La polarización llevada al extremo y en la que cada uno se defiende a sí mismo y se niega a sufrir el conflicto desde la pasividad. Se pasa a la acción por no ser menos que lo que puede ir contra ti.
En sólo veinticinco minutos, Raül Gallego vuelve a utilizar la sutileza de las imágenes para llenar de matices el relato: leyendas en las camisetas de los testigos, rótulos colgados en las paredes o planes de recurso de acciones cotidianas contribuyen hacer más potente e inquietante el mensaje. El documental plantea la duda de si el miedo a la guerra civil es una posibilidad real o una paranoia, y quizás se moja poco a la hora de dar una respuesta. El reciente atentado contra Trump se incluye para subrayar esta creciente tensión y justifica el capítulo. Lo desconcertante es que 3Cat no lo haya aprovechado para promocionar un estreno periodístico que daría prestigio y actualidad a la cadena. La serie Punto de no retorno ha ganado premios internacionales como un Webby Award (en EEUU le llaman los Oscar de internet) y dos Picture of the Year Awards. Pero la encontrará bien escondida en la plataforma, no sea que estorbara entre toda la tontería digital que nos anuncian.