La actriz Jayne Mansfield fue una de las sex symbols del Hollywood de los años 50 y 60, esculpida por los representantes y productores como una réplica de Marilyn Monroe. Pese a su formación universitaria, su dominio de cuatro idiomas y su experiencia en danza, violín y piano, se infravaloró su talento y la convirtieron en lo que los medios tildaban de dumb blonde. La revista Life la puso en portada acompañada del titular "La rubia tonta más lista de Hollywood". Mansfield fue muy explotada a nivel publicitario y, al igual que Marilyn, acabó muriendo trágicamente con apenas treinta y cuatro años, después de una vida tortuosa en la que los hombres la manipularon y maltrataron. Hollywood construía jaulas para controlar a sus rubias más explosivas.
Su hija pequeña, Mariska Hargitay, ha dirigido un documental, My mom Jayne, que le sirve para investigar quién fue su madre. Ella solo tenía tres años cuando murió, y todo el sensacionalismo mediático en torno a su figura la llevó a rechazar su recuerdo. La producción, estrenada ahora en HBO Max, le sirve para reconciliarse con la figura materna y entenderla mejor. Y los espectadores hacen un recorrido por la crueldad del Hollywood dorado y descubren el impacto emocional que la industria y su machismo tenían sobre sus protagonistas. La historia es impactante y muy conmovedora, con un giro narrativo final inesperado. Hay que añadir un detalle mediático: Hargitay es una de las estrellas televisivas más queridas en Estados Unidos. Es la protagonista de uno de los spin-offs más exitosos de la serie Law & order. Desde 1999 interpreta a Olivia Benson, la figura central de Law & order: Special Victims Unit, que investiga crímenes sexuales y violencia contra las mujeres. Es la serie emitida en prime time más longeva en Estados Unidos. Hargitay también produjo el documental I am evidence, sobre los kits médicos de violación que la policía de Estados Unidos abandonaba en almacenes sin analizar, dejando a miles de víctimas sin posibilidad de juicio ni investigación de los culpables. Hargitay descubrió la historia a través de su serie y la convirtió en documental para denunciar la negligencia policial.
My mom Jayne es un trabajo en primera persona que la lleva a hacer una catarsis familiar: colocar a sus hermanos mayores delante de la cámara para que le hablen de su madre. El inicio es demoledor y alegórico: ella recorre los restos que quedan de la casa familiar en la que vivieron en Sunset Boulevard. Escombros destruidos con vistas privilegiadas sobre Los Ángeles. Las filmaciones domésticas y las imágenes de archivo de las televisiones sirven de contraste. Entre un glamour aparentemente idílico va apareciendo el dolor y la sordidez. Es una historia familiar trágica y rocambolesca que si se llevara a la ficción resultaría inverosímil. My mom Jayne es una biografía que permite a la protagonista reconstruir y comprender su propia historia y a los espectadores ser testigos de la cara más oscura de Hollywood.