Muere a los 99 años Betty White, la más tierna de 'Las chicas de oro'

El 17 de enero habría cumplido 100 años y Vanity Fair, de hecho, ya la saludaba como centenaria en su último número. Pero Betty White ha muerto este 31 de diciembre y apaga así cerca de un siglo de pura comedia americana. Era famosa en Catalunya sobre todo por el inolvidable papel de Rose Nylund en Las chicas de oro, una ingenua labradora de Minnesota con tendencia a perderse cuando explicaba mil y una anécdotas de su ya entonces lejana juventud. El personaje era fundamentalmente tierno, pero White, detrás su expresión entrañable, sabía disparar también cargas de profundidad sin perder la compostura inocente.

Hija única y niña de la Depresión, su familia se trasladó a California y unas vacaciones en Sierra Nevada le despertaron la primera vocación, fruto de su amor por la naturaleza: quería ser guardia forestal. Pero el cuerpo no aceptaba a mujeres, entonces, así que probó con la escritura teatral. A partir de aquí, convertirse en actriz –era fan de Jeanette MacDonald— era solo cuestión de tiempo.

Ocho décadas sin faltar al medio televisivo avalan su mastodóntica carrera. Fogueada a la radio, pronto cambió el micrófono por la cámara, como colaboradora del show Hollywood on television. Enseguida fue copresentadora y fue acumulando papeles en diferentes programas. El siguiente salto cualitativo lo hizo en 1973, con el papel de Sue Ann Nivens en la icónica comedia feminista The Mary Tyler Moore Show, donde se abordaban cuestiones relativas a la liberación social y sexual de la mujer. Desde Vacaciones en el mar hasta Boston legal, desde Belleza y poder hasta That 70's show, el currículum de esta gran dama de la comedia suma 115 créditos como actriz, que le reportaron 5 premios Emmy y, incluso, un Grammy el 2012.

En sus últimos años, paseaba su condición de leyenda vida por los platós televisivos interpretándose a ella misma como abuela de América: entrañable pero traviesa, siempre dispuesta a soltar un doble sentido. Fue, también, una mujer capaz de llevar un fuerte control sobre su carrera. Por ejemplo, fue la primera mujer en producir una serie (Life with Elizabeth), en 1953, cuando la presencia femenina detrás de las cámaras en el negocio televisivo era muy migrada y reservada a lugares de poco poder. En su libro If you ask me (and of course you won't) ponía su verbo mordaz al servicio del empoderamiento femenino. "¿Por qué la gente dice «ponle cojones»? Los cojones son blandos y sensibles. Si quieres ser duro, ponle una vagina. Estas sí que pueden recoger un buen zarandeo".

A partir de su jovial resistencia biológica, llenaba las entrevistas de salidas ocurrentes. "La gente me dice: «Betty, Facebook es un lugar genial para estar en contacto con los viejos amigos. Pero, a mi edad, si necesitara estar en contacto con estos lo que necesitaría es una mesa ouija»". También ironizaba sobre el secreto de su longevidad: "Soy una obsesiva de la salud: mi comida favorita son frankfurts con patatas fritas. Ah, y el ejercicio. Tengo una casa de dos pisos y muy mala memoria". Autodefinida como una adolescente en un cuerpo de vieja, defendía que lo importante no era how old you are (cómo eres de vieja) sino how you are old (cómo haces de vieja).

A pesar de que ya no trabajaba profesionalmente, cultivaba su figura pública: había avisado que no se pensaba retirar y, ciertamente, incluso esta misma semana soltaba una de sus frases, por cuenta de de Ryan Reynolds. Los dos protagonizaron la película The proposal y el actor, desde entonces, se refería a ella como "mi ex". White, en la revista People, sentenció: "Me han dicho que Ryan no puede superar lo que tuvimos. Pero sé quién lo puede ayudar: Robert Redford". Su último chiste fue muy negro: frustrar todos los homenajes por su centenario, como el acontecimiento cinematográfico Betty White: 100 years young, a birthday celebration, que se estaba preparando para su aniversario.