El chiste es viejo pero funcional. El hombre yace en la butaca del dentista y, justo en el momento en que empieza a girar la turbina, le coge la entrepierna al dentista y, mirándole a los ojos, le dice: “No nos haremos daño, ¿verdad?” Hoy los diarios de la derecha hacían exactamente eso con las partes nobles de Pedro Sánchez: decirle que, con la DANA, ambos tienen mucho que perder y que, si la trifulca continúa, el beneficiario será otro, con el pecho hinchado y chaleco de ir a cazar faisanos. Miremos, por ejemplo, este titular de La Razón: “El rechazo a Sánchez y Mazón beneficia a Vox”. Es una llamada muy poco disimulada al pacto de no agresión. Es la maquinaria bipartidista trabajando en marchas forzadas. Es la enésima invocación del partido de ultraderecha como espantajo para tragar a la parroquia los despropósitos del PP con el embudo del mal menor. Merece la pena subrayar que no hay ninguna noticia, en el titular. Sólo tesis.
También El Mundo sigue un camino similar. Uno de los titulares de portada y el artículo del director coinciden en señalar los peligros de la antipolítica, que son productos derivados de la polarización y, sobre todo, del sacrificio del relato factual y la honestidad intelectual en el altar del interés político. Y, bueno, que el diario de las cuentas inexistentes en Suiza o los años de barro para mantener hasta el paroxismo a ETA como posible autora del 11-M ahora se exclame de la antipolítica es un homenaje sentido a Dory , ese pececillo de Buscando a Nemo con una capacidad de retentiva más corta que la DUI de 2017. Hay motivos para temer a Vox, claro. Son tiempos agrios, de odio e insultos. Y está bien hacer frente común sobre una forma de encarar la conversación pública que degrada el entendimiento y los mínimos comunes múltiples. Pero esto no debería utilizarse para extender dispensas a partidos si su gestión ha sido nefasta o apunta a criminalidad.