Berto Romero presentando 'Ovejas eléctricas' en La2.
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La 2 ha estrenado un nuevo programa cultural con Berto Romero como presentador. Ovejas eléctricas, en homenaje a la novela de ciencia ficción de Philip K. Dick, se emite cada martes por la noche. No es un programa de libros ni de literatura, sino que lo han etiquetado como un programa de narrativa. Es un planteamiento audaz, porque permite realizar un recorrido por múltiples géneros y lenguajes. De hecho, ¿Los androides sueñan corderos eléctricos? es una novela que se ha adaptado al cine y al cómic, que ha sido fuente de inspiración de canciones y ha suscitado todo un imaginario gráfico y visual que refleja esa transversalidad y universalidad que quiere potenciar el programa. Cada emisión tiene un eje temático que lo vertebra. La primera edición se dedicó a la guerra, conectando con la actualidad convulsa que vivimos, y la segunda a los ladrones y robos. La elección de Berto Romero como presentador es una forma también de potenciar esta voluntad de conectarlo a la cultura popular. El humorista divaga entre el entusiasmo ilustrado y la sorpresa neófita. En un decorado de mínimos que se esfuerza por tener la humilde calidez de los programas culturales, el presentador hace de hilo conductor. Lo peor de todo son las transiciones, demasiado largas, donde Romero parece esclavo del prompter y, más que contar y comunicar, lee un guión como quien recita unos apuntes de memoria. Es como interlocutor y entrevistador que recupera su naturalidad. Lo mejor son los colaboradores que presentan las distintas secciones fijas del programa. Expertos en narrativa desde diferentes ámbitos que comunican muy bien, eligen con acierto y ponen énfasis en los aspectos más atractivos de la temática que deben desarrollar. Isabel Cadenas Cañón hace de rastreadora de argumentos a lo largo de la historia; Isabel Vázquez aporta un muestrario de objetos vinculados a la cultura audiovisual; Antonio Martínez Asensio explora los contactos entre la realidad y la ficción; Jorge Carrión pone la lupa para descubrir fenómenos, entornos, estereotipos y personajes vinculados a la temática escogida, y Marta Jiménez Serrano plantea duelos entre obras y, en vez de buscar un ganador, lo que consigue es profundizar en puntos de vista y modos de afrontar circunstancias similares. Ovejas eléctricas recorre la literatura, el cine, la televisión, el cómic y el caldo de cultivo social, político y cultural que las alimentan.

Los espectadores nos convertimos en corderos atentos. Porque al final, el programa, más que un interés en divulgar sobre narrativa, lo que busca es mantener la atención del espectador a partir de algo mucho más sencillo: contarle historias. Una tradición ancestral científicamente demostrada que tiene la capacidad de hacer que el cerebro produzca endorfinas. Las historias son la materia prima de las ideas, los sueños, las emociones y los recuerdos y, por eso, como cuando éramos pequeños, nos gusta que nos las cuenten.

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