Pintoresca hermenéutica del corte de pelo de Pablo Iglesias

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En el trayecto que va de las camisas de Alcampo al chalé de Galapagar, quedaba pendiente la coleta. Ahora que se la ha cortado emergen sorprendentes revelaciones. El Español asegura que el partido discutía sobre el tijeretazo a la icónica cabellera desde 2014. De nuevo, al día siguiente de las elecciones europeas. Y otra vez más cuando se decidió entrar en el gobierno de coalición. Si nos despistamos, el libro del próximo Sant Jordi será la autobiografía de la coleta. Editada por Planeta, para hacerlo redondo. Pero, como mínimo, en esta pieza hay datos. Porque otros, como OK Diario, disparaban con bala: "Pablo Iglesias emula al joven Stalin con su nuevo corte de pelo", escribían, poniendo una al lado de la otra dos imágenes donde, sí, había algún parecido. Pero la malas pulgas del medio de Eduardo Inda era evidente: hermanándolo pilosamente con el dictador ruso quería encomendarle también sus atrocidades y algún millón de muertos, probablemente. Porque el verbo no era "se asemeja", sino "emula": no es un detalle menor. Y, al final, Stalin de joven tenía una cara bastante neutra porque algunos usuarios de Twitter han encontrado retratos de él donde se asemeja a Pablo Casado o a Sergio Ramos.

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La prensa de papel observa algo más de contención, pero tampoco mucha. El Mundo titula su perfil "El cielo se asaltaba con tijeras" y lo destacaba en portada. Dentro, la comparación era con Gustavo Adolfo Bécquer, que siempre resulta más agradecido que un genocida. Y La Razón también lo situaba en primera página, con el titular "Pablo entierra a Iglesias". Eso sí, mientras la mayoría especulan sobre el significado simbólico del gesto, El País dice que hacía tiempo que se la quería cortar "por la incomodidad que suponía, teniendo hijos pequeños, que jugaban con su pelo y a menudo le pegaban estirones". La explicación más simple suelo ser la acertada.

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