¿Qué hacer cuando una IA gana un premio literario?
Está llegando. Poco a poco, sin que nos demos cuenta, pero se acerca. Ya está casi aquí y esta noticia lo certifica. La ganadora de un premio literario en Japón ha sorprendido a los periodistas al declarar que el 5% de la novela estaba escrita por ChatGPT. Cada mes, cada año, nos encontraremos con más noticias así… hasta que al final ocurra: no nos interesará en absoluto nada escrito por una Inteligencia artificial.
¿Por qué estoy tan seguro en mi afirmación? Porque tengo la esperanza de que lo humano se convierta en un valor. Al igual que pasó con los torneos de ajedrez cuando los ordenadores entraron a competir no tenían rival. Lo hacían todo perfecto. 20 años después, a nadie, salvo a cuatro expertos, le interesa ver una partida entre dos ordenadores. Es aburrido, precisamente porque sabemos que no van a cometer errores.
El arte de la escritura es el arte del error. La narrativa, las novelas, los poemas nacen de un error. El intento de comunicar algo que no sabemos cómo comunicar. A las máquinas le enseñan a ser resolutivas, para llegar a C, hay que pasar por A y B. Sin embargo, los escritores somos de todo menos resolutivos.
Cuenta el afamado miembro de los Monty Phyton John Cleese que toda la vida se sentía diferente hasta que leyó algo… y de verdad se sintió diferente. Lo que leyó fue la teoría de los cerebros liebre y las mentes tortuga. En ella se cuenta que hay gente capaz de alcanzar de forma muy rápida soluciones lógicas. Aplicando estrategias y herramientas aprendidas durante su formación, son capaces de resolver grandes problemas de manera eficaz.
Y luego están las mentes tortugas, personas que se quedan atrapadas por problemas carentes de importancia. Su mente va trabajando sobre ellos durante un largo tiempo, hasta llegar a una solución. Una solución que no pasa por A, ni por B para llegar a C, si me apuras, ni siquiera existe C. Su visión se aleja tanto del problema inicial que crea una solución tan tangencial, que, a veces, ni soluciona el problema.
Quizá eso suceda con la IAs, ellas siempre serán más rápidas, pero no sé si llegarán más lejos, como en la fábula de Esopo.
Ojalá las dudas, los errores, la valentía a decir lo que nadie espera se convierta en algo preciado. Y las novelas perfectas nos aburran como ostras. Porque escribir no va de hacerlo todo bien, va de ser lo suficientemente honesto para admitir que no sabemos lo que estamos escribiendo.