Crítica de serie

'Las largas sombras': un 'thriller' dramático que diluye la frontera entre víctimas y verdugos

La primera serie de Clara Roquet explora cómo afecta a un secreto del pasado el presente de un grupo de amigas

3 min
Elena Anaya e Itziar Atienza en la serie 'Las largas sombras'.
  • Dirigida por Clara Roquet, con la colaboración de Júlia de Paz
  • En emisión en Disney+

¿En qué momento una víctima se convierte también en un verdugo? Dos series recientes exploran la naturaleza ambivalente tanto del personaje de una sitiadora como de las personas de las que abusa. Uno de los puntos fuertes de Mi reno de peluche radica en cómo muestra el proceso a través del cual una persona que en principio te genera lástima o simpatía acaba convirtiéndose en tu peor pesadilla, al tiempo que se interroga sobre si se puede empatizar con la herida interna de quien te hace la vida imposible. Y también acaba preguntando si, al fin y al cabo, hay personas más propicias a ser victimizadas.

Las largas sombras, primera serie de Clara Roquet a partir de la novela homónima de Elia Barceló, dibuja otro escenario interesante en este aspecto. El desencadenante de éste thriller dramático es el encuentro del cuerpo de una estudiante valenciana, Mati (Laura Wedel), que desapareció durante el viaje de fin de curso a Mallorca, 25 años atrás. Los hechos coinciden con la vuelta de Rita (Elena Anaya), ahora una prestigiosa directora de cine afincada en Londres, en Elda para vender la casa de su madre. Pese a que no se acaba de encontrar cómoda en el pueblo, Rita reconecta con la pandilla de amigas del instituto con quien hizo el fatídico viaje en el que desapareció Mati. La emergencia de este hecho traumático remueve la vida de las protagonistas, que parece guardar cada una algún secreto.

La serie combina, por un lado, las rutinas del thriller, con una policía, Paula (Irene Escolar), obsesionada con resolver el caso porque Mati era su hermana mayor, y, por otra, los dramas en torno a un grupo de conocidos marcados por algún evento pretérito misterioso. De entrada, ninguna de las protagonistas resulta especialmente simpática ni modélica, lo que otorga atractivo a la serie. Estamos ante un grupo de mujeres de mediana edad, cada una con sus renuncias y rencores, desgastadas todas por el pacto de silencio que mantienen desde hace años. A medida que se desvela la relación de las amigas con la chica muerta, la serie comienza a explorar hasta qué punto una víctima puede convertirse en verdugo, y viceversa.

Una gran interpretación de Elena Anaya

La también guionista Clara Roquet debutó en el largometraje con Libertad (2022), un drama que se adentra en el tema todavía tabú del privilegio social que ejercemos hacia personas más desfavorecidas. En Las largas sombras también se apunta hasta qué punto la clase marca las relaciones y el destino de los personajes. Y de paso se plantea si una persona marginada por su condición socioeconómica puede acabar convirtiéndose en alguien peligroso, sin dejar de ser víctima. Entre una cantera de actrices reconocidas como Escolar, Belén Cuesta, Marta Etura e Itziar Atienza destaca una Elena Anaya capaz de transmitir el tormento por las decisiones del pasado y los asuntos pendientes de cerrar. Roquet y la codirectora Júlia de Paz otorgan elegancia a la puesta en escena y cuidan especialmente las interpretaciones.

Miniserie de seis episodios, por último se pone en evidencia el desencajamiento entre la vocación de drama de una cierta complejidad de la serie y el mandato que funcione según la fórmula de un thriller con un misterio por resolver y un culpable o culpables finales a desvelar. La solución de todo ello resulta poco convincente, como mínimo, y no aporta ningún valor añadido a la trama, salvo para servir de liberación a unos personajes anclados en el recuerdo de lo ocurrido hace 25 años en Mallorca.

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