El final de Bin Laden como nunca lo habíais visto

'American Manhunt: Osama bin Laden'
Periodista i crítica de televisió
2 min

Hace catorce años que Osama bin Laden murió, abatido a tiros por un cuerpo especial de militares estadounidenses, en una casa de Abbottabad, en Pakistán, donde vivía escondido con su familia y su círculo de confianza. Luego lanzaron su cuerpo en un lugar indeterminado del océano Índico. Barack Obama compareció ante los medios para comunicar al mundo que se había hecho justicia. Y ahora Netflix ha estrenado una adictiva miniserie documental que relata el largo proceso de captura de quien fue el hombre más buscado del mundo. Tres capítulos de cincuenta minutos que construyen un crescendo narrativo que supera cualquier thriller de Hollywood. El último episodio es apasionante. Cacería implacable: Osama bin Laden (American manhunt: Osama bin Laden) arranca con un resumen de los atentados del 11-S y de cómo el gobierno y los cuerpos de seguridad de Estados Unidos reaccionaron a la tragedia. Quince minutos muy bien condensados que nos sitúan en el punto de partida de la trama: el anuncio oficial de búsqueda y captura del líder de Al Qaeda. El guión se va construyendo a partir de las declaraciones de los principales implicados en la investigación y las personas del entorno del presidente Obama: desde los máximos responsables de la CIA hasta las analistas, pasando por el jefe de antiterrorismo del gobierno y los jefes de operaciones. Es muy relevante el papel del equipo de mujeres de la CIA que se dedicó en cuerpo y alma a la investigación. Los testigos dan la cara y los vemos en fotografías que demuestran su participación directa en el caso. Siempre se especifica la cronología y ubicación geográfica, porque los saltos en el tiempo y el espacio del relato son frecuentes. El espectador nunca queda superado por la historia. Al contrario, hay cierta obsesión para que entendamos sus matices y obstáculos, aunque sería ingenuo pensar que se revelan todos los secretos de la misión. Los protagonistas son entrevistados en entornos confortables y en un contexto doméstico para que la historia destile también emocionalidad para reforzar las implicaciones personales, morales y éticas y generar una épica propia de la narrativa audiovisual estadounidense.

El tercer episodio, el plato fuerte, es el que nos sitúa más cerca del momento de la captura, y es cuando conocemos a los hombres que asumieron la misión de asaltar la casa de Bin Laden, con las incertidumbres y riesgos que ello implicaba. Nos lo cuenta el militar de operaciones especiales que disparó al líder de Al Qaeda. Las imágenes captadas con los drones del ejército estadounidense y con las cámaras de visión nocturna son impactantes. Aunque conocemos el final de la historia, se consigue crear una atmósfera de tensión. Ahora bien, nunca vemos a Bin Laden, ni vivo, ni muerto. Solo uno de los asesores personales de Obama explica que él sí vio las fotografías del cadáver.

De esta historia se podrán hacer películas o series, pero es imposible que tengan la intensidad que desprende el relato explicado por sus auténticos protagonistas y las grabaciones reales de aquellos hechos.

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