Penny abre la puerta de una habitación mientras celebra una fiesta en casa y se encuentra a su marido acariciando a un amigo de su hija que ha bebido demasiado. Ella no tiene ninguna duda sobre qué acaba de descubrir, pero su marido no se siente pillado ni puede comprender cómo ella ha podido interpretar nada malo. Solo era un gesto de protección y cariño hacia un chico que se encontraba muy mal. Este es el punto de partida de la magnífica miniserie After the party, en Filmin. Una producción neozelandesa que os llenará de dudas y conflictos hasta el último minuto. La acción de la serie transcurre cinco años después de ese momento fatídico que ha destruido la convivencia. Phil intenta rehacer su vida con la tranquilidad de que las acusaciones de su exmujer nunca se han demostrado. En cambio, Penny, magníficamente interpretada por la actriz Robyn Malcolm, vive con la obstinación de que él es pedófilo. Malcolm es cocreadora de la serie junto a Dianne Taylor porque quiso construir un personaje que se alejara de los personajes estereotipados para actrices de su edad. Penny es hábil a la hora de tratar con sus alumnos a adolescentes más rebeldes, es deportista y una activista comprometida. Intenta ser buena madre, pero se ha vuelto antipática. Es radical, obcecada, expeditiva y capaz de sobrepasar los límites de lo correcto si cree que tiene razón. Son muy pocos los que la apoyan. Phil es un hombre carismático y paciente, un padre y abuelo cariñoso, buen profesor de instituto. Amigos y familia tendrán que tomar partido por uno u otra, y ese dilema es el que también tiene el espectador. Los guionistas no nos lo han puesto nada fácil. ¿Quién dice la verdad? ¿Phil, un hombre íntegro acusado falsamente, o Penny, una mujer que no descansará hasta que se haga justicia?
After the party es una serie perfectamente cosida, sin costuras, donde cada detalle de la historia cuenta, pero, como en la vida real, a menudo no nos fijamos en los detalles. Es de esas ficciones que hay que ver dos veces para observar sus matices. Los espectadores sufren la duda permanente. ¿Es Penny una infeliz que se ha quedado sola al dejarse arrastrar por unos prejuicios y unas conclusiones precipitadas o es una mujer segura de sí misma a quien le ha caído la venda de los ojos? ¿Y Phil es un manipulador sibilino o es víctima de la difamación de una mujer amargada y vengativa?
Es una historia fascinante que utiliza todo lo que sabemos sobre el acoso, los pederastas, la reacción del entorno, las campañas de sensibilización, los protocolos de atención, la conducta de los pedófilos y de las víctimas para demostrarnos las grietas que existen detrás de estas circunstancias. Es una gran lección sobre la enorme complejidad de la condición humana. Nos obliga a preguntarnos sobre el coste de la verdad y si es un valor que tenemos que priorizar en nuestra felicidad. After the party es desconcertante, desesperante, angustiosa e intrigante sea cual sea la hipótesis por la que nos inclinamos. Y, acertemos o no, es igualmente devastadora.