"En el Proceso, los líderes de la Transición española habrían buscado el consenso y habrían hecho renuncias"
Alberto Rodríguez presenta la serie sobre el 23-F 'Anatomía de un instante' en el Festival de San Sebastián
Enviado especial a San SebastiánLa Transición española a la democracia narrada como un thriller trepidante con epicentro en el golpe del 23-F. Ésta es la sensación que transmite Anatomía de un instante, la serie de cuatro episodios dirigida por Alberto Rodríguez y producida por Movistar+ que se ha presentado en el Festival de San Sebastián. Inspirada en el libro homónimo de Javier Cercas, la serie centra el protagonismo en tres personajes claves, los únicos diputados que no se agacharon en el congreso el 23-F cuando los militares empezaron a disparar: el secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo (Eduard Fernández); el presidente del gobierno, Adolfo Suárez (Álvaro Morte); y el general y vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado (Manolo Solo), a los que están dedicados los primeros tres episodios; el cuarto relata el juicio a los militares golpistas.
A pesar del foco en el 23-F, la visión de la serie sobre los personajes es panorámica y atraviesa el final del franquismo y la Transición analizando la complejidad de unos hombres (Suárez, Carrillo y Gutiérrez Mellado) que son considerados traidores por los suyos. "Ya lo dice Cercas en el libro: traicionan el pasado para construir el futuro –dice Rodríguez–. Los antagonistas de la serie son los golpistas, pero Suárez traiciona el franquismo cuando legaliza al Partido Comunista y Carrillo traiciona a los comunistas cuando acepta cosas irrenunciables para los comunistas". "Pero la Transición era imposible sin que todo el mundo renunciara a algo", apunta Fran Araujo, guionista y productor ejecutivo de la serie. Y Rafael Cobos, el guionista habitual de Rodríguez, matiza que, en el contexto de la serie, traidor no es un término negativo: "Sabiendo el elevado precio que vas a pagar, traicionar el lugar de donde vienes porque sabes que es necesario para avanzar implica una valentía difícil de asumir".
Aun así, Rodríguez subraya que en la serie hay "muy poca nostalgia" y que lo que intenta hacer es "desmontar cierta épica con la que suelen erigirse ciertos discursos", incluso a través del sentido del humor. "Queríamos que la serie fuera entretenida y lúdica, pero conteniendo la historia que queríamos contar", insiste el director, que tuvo que afrontar un rodaje "de gran complejidad" en el Congreso de los Diputados, donde solo tuvieron tres días para filmar –día y noche– y en algún momento trabajaban en la producción 750 personas. "El gran problema es que, desde los años 80, el Congreso se ha modernizado mucho y se han introducido ordenadores y microfonía, que teníamos que quitar, y también había que cambiar la tapicería de los sillones –explica–. Y todo esto debía poder revertirse con mucha rapidez, por si se convocaba un lleno de emergencia".
Desde una perspectiva contemporánea, es inevitable preguntarse el encaje que tendrían en la España polarizada de 2025 los tres grandes protagonistas deAnatomía de un instante, que pese a venir de bandos enfrentados –Suárez y Gutiérrez Mellado del franquismo, Carrillo del republicanismo y el comunismo–, aparcaron las diferencias y lograron metas entonces impensables. O cómo, por ejemplo, habrían actuado los líderes políticos de la Transición durante el Proceso. "Probablemente habrían buscado el consenso, que es la única forma de solucionar las cosas", dice Rodríguez. "Y habrían hecho renuncias –añade Araujo–. Tienes que renunciar a una parte de lo que quieres para llegar a un punto de encuentro común". El problema, señala el productor de la serie José Manuel Lorenzo, es que "la democracia ha cambiado mucho y ya no es eso, ahora se impone la ley del más fuerte, lo que es una enorme pérdida de valor democrático".