¿Por qué tardan tanto las nuevas temporadas de nuestras series favoritas?
La antigua cadencia anual de la televisión se ha roto con la era del estríming y las series espacian más sus retornos
BarcelonaHace sólo una década, los espectadores sabían perfectamente cuándo volvería su serie favorita. Normalmente, las producciones más potentes tenían una nueva temporada en otoño, puntual como un reloj. Sin embargo, hoy las esperas se han vuelto eternas e imprevisibles. Producciones comoStranger Thingsacumulan más de tres años entre entrega y entrega. Y no es el único caso.
Friendses la serie perfecta, y no sólo para que sea el referente de lasitcom, sino porque todas sus diez temporadas se estrenaron siempre entre septiembre y octubre.Urgencias(ER), la serie que hizo famoso George Clooney, también seguía este patrón con una nueva temporada cada año. Con la llegada de las plataformas de estríming, este sistema se rompe. Netflix, HBO Max o Disney+ apuestan por un modelo diferente: menos episodios, más presupuesto y más tiempo para producir.Stranger Thingses el ejemplo más claro con casi cuatro años entre la cuarta y la quinta temporadas.
"Uno de los motivos principales es el incremento en la complejidad y ambición de las producciones", explica Elena Neira, investigadora en la UOC especializada en plataformas. "La postproducción se ha convertido en un factor clave; ahora hay más efectos especiales, más exigencia técnica... todo esto alarga los calendarios", añade. Ejemplos de la situación que explica Neira son The CrownoJuego de truenos, que espaciaron sus temporadas a medida que crecían en ambición visual y narrativa, con intervalos de hasta dos años. Otra producción de altos vuelos que ha hecho esperar a sus fans esSeverance, que destinó tres años a la confección de la segunda temporada. La serie de Apple TV+, una de las más nominadas de los premios Emmy de este año, es muy compleja en cuanto a la trama y tal decalaje entre temporadas obliga a los espectadores a hacer grandes esfuerzos para ponerse al día. Ahora que es una de las series del momento, su productor, Ben Stiller, ha prometido que no tardarán tanto en hacer la tercera temporada.
Elena Neira también apunta a otro elemento decisivo: "Las agendas de los actores son un factor crítico. Si tienes un reparto con nombres muy solicitados, es muy difícil cuadrar grabaciones. Los actores tienen otros compromisos, lo que acaba aplazando los rodajes". Es el caso deMiércoles, la secuela deLa familia Addams, en Netflix, protagonizada por Jenna Ortega, que ha visto cómo su carrera cinematográfica despegaba con títulos comoScream VI o Beetlejuice Beetlejuice, lo que ha complicado la vuelta al rodaje.
Otros casos paradigmáticos son la serie románticaLos Bridgerton, que se estrenó en el 2020 y que ha mantenido una cadencia bienal en las suyas, de momento, tres temporadas. La cuarta entrega está prevista, de hecho, para 2026. The last of us, una historia apocalíptica protagonizada por Pedro Pascal, también ha necesitado dos años para hacer llegar su segunda temporada.
Además de las causas estructurales que hacen retrasar las producciones, también deben tenerse en cuenta posibles causas ajenas, como la pandemia y la huelga de guionistas y actores, que paralizaron rodajes e hicieron saltar por los aires muchos calendarios.
Sin embargo, no todas las series experimentan pausas casi eternas.The Bear oHacksson ejemplos de producciones más ágiles, a menudo con menos escenarios y tramas menos complejas. Funcionan como contenido rápido y fresco. Temporadas cortas, ritmos de rodaje compactos.The Bear, por ejemplo, ha cautivado crítica y público con cuatro temporadas y un par de espacios, una cocina y unos personajes cargados de nervio. En estos casos, mantener un ritmo anual es posible e incluso estratégico. Fidelizan una audiencia, generan regularidad y evitan la pérdida de memoria. Otra serie que sigue este modelo es Solo asesinatos en el edificio, de Disney+, que en septiembre estrenará la quinta entrega y que ha tenido una nueva cada año desde el 2021.
Nuevos consumos
Pero todo ese movimiento en la industria no es neutro para el espectador. La nueva cadencia fragmentada obliga a un nuevo tipo de consumo. Ahora, antes de ver la nueva temporada, es necesario repasar vídeos-resumen, releer teorías, recuperar capítulos antiguos. Antes esperabas el nuevo episodio cada jueves; ahora esperas dos años enteros. Y después, te miras ocho en una noche (si es que la plataforma estrena todos los episodios de golpe; si los estrena semanalmente, la espera se dilata aún más). "Antes oíamos una especie de vacío cuando terminaba una temporada. Ahora, como hay tantas series, el luto ha desaparecido. Siempre hay otra cosa que ver", dice Neira. Y añade: "La relevancia de las series es más efímera, pero, paradójicamente, hay muchorewatch. Hay gente que ha vuelto a ver la primera temporada deEl juego del calamarahora que ha llegado la segunda. Es una forma de intentar recuperar la conexión perdida".
También hay diferencias según la plataforma. "Netflix y Prime apuestan por el volumen. Quieren que el suscriptor tenga la sensación de que siempre hay novedades. No pueden dejar que se vaya. En cambio, Apple TV+ o HBO Max optan por menos cantidad pero más prestigio", señala la profesora. "Es una televisión más autoral, pero con menor capacidad de retención. Apple, por ejemplo, tiene alrededor de 45 millones de suscriptores pero una retención muy baja. Su modelo es más arriesgado".
En este rompecabezas, la programación también juega. "Las plataformas ya no se rigen por lógicas de temporada como la televisión tradicional. Reprograman los estrenos para cuadrarlos con los trimestres comerciales más fuertes o para reforzar momentos determinados. Esto también justifica los retrasos", concluye.
Stranger Thingspondrá punto y final a su historia este año 2025, casi una década después de haber empezado. Pero el espectador del 2025 ya no será el mismo que el del 2016. Habrá cambiado. Habrá crecido. Quizás ya no tendrá el mismo tiempo. Ni las mismas ganas. O quizás sí. Lo seguro es que el tiempo se ha convertido en un factor central de la experiencia televisiva. Y que la forma en que las series gestionan este tiempo –el de producción, el de espera, el de consumo– acabará marcando su recuerdo.