El martes por la mañana, en Espejo público, Susanna Griso y sus tertulianos discutían sobre el aval de la amnistía por parte del Tribunal Constitucional, y para cuestionar el argumento del interés general de esta medida, la presentadora daba paso a una imagen: "La amnistía coincidió en el tiempo con lo que le pasó ayer a Salvador Illa, que tuvo que aguantar un escrache de los independentistas. Lo vivió así en el Palau de la Música". Y emitieron unas imágenes grabadas con móvil en las que se veía al president de la Generalitat en la platea, junto a Josep Rull, mientras todo el mundo gritaba “I-Inde-Independència!” y daba palmadas. El vídeo tenía una duración de cuatro segundos, que se emitía dos veces para crear la sensación de que era más largo. Por supuesto, añadían el efecto lupa sobre las imágenes, para incrementar la intensidad del momento y poner el foco sobre Illa en ese momento. Un rótulo, debajo, preguntaba a la audiencia: "AMNISTÍA: ¿MEJORA LA CONVIVENCIA?". La breve secuencia, por lo tanto, fue utilizada para insinuar un clima de hostilidad y crispación en Catalunya y para poner en duda el objetivo de la amnistía. Tras las imágenes, Susanna Griso recuperó el timón: "Independencia, eh... Y él, impertérrito".
A la presentadora, la secuencia de lo que ella llamó escrache le fue muy útil para avalar el clima de tensión que le interesaba, pero no quiso contextualizarla más allá de decir que se habían producido en el Palau de la Música. No dijo, por ejemplo, que fue en el contexto de la entrega del Premi d'Honor de les Lletres Catalanes ni, tampoco, que el acto estaba organizado por Òmnium, la entidad cultural significada por su participación en el Procés y que tuvo a su presidente, Jordi Cuixart, encarcelado. Y que una de las preguntas más recurrentes a los acusados durante el juicio al Procés era si eran miembros de Òmnium, como si se tratara de una organización terrorista. Quizás si Susanna Griso hubiera dado todo este contexto, se habría entendido mejor todo, antes de calificarlo de acoso público al president. Illa había sido invitado a uno de los grandes actos de la entidad cultural y los gritos de independencia se habían producido justo después del canto de Els segadors, que es algo previsible y habitual en este tipo de actos y que seguro que no cogió al político por sorpresa. Aunque no se puede negar la incomodidad del momento, Illa sabía perfectamente dónde iba. ¿Qué mejor prueba de convivencia que esta?
Pero, como siempre, a la hora de hablar de Catalunya, en Espejo público es más importante la tesis que les conviene que la realidad. Hacer una lectura dramática y conflictiva de esa breve escena, utilizarla para sacar conclusiones sobre el clima de convivencia en Catalunya y etiquetarlo de escrache para así poner en duda la legitimidad de la amnistía es de un sesgo informativo indudable. No sé cómo lo llamaría Susanna Griso, pero manipulación se ajusta bastante.