El Mundo entrevista a Tomás Pascual, presidente de la empresa que tiene como emblema la leche que lleva su apellido. La prenda es interesante y se centra en la tensión que mantienen con Mercadona, que ha dejado de vender su marca en favor de la propia. Pero, como esto es poco clicable, el titular escogido es otro, del que emana un olor de guerra cultural: "El 80% de la caída del consumo de la leche es por falta de nacimientos, el niño ha desaparecido". En primer lugar, puede resultar ambiguo, porque tanto puede interpretarse que el consumo de leche ha bajado un 80% como que ha bajado cualquier otro porcentaje y que, de este descenso, un 80% se debe a la natalidad. De hecho, es esto segundo: la reducción es del orden de un 40%, según se dice, aunque tampoco acaba de quedar claro de qué período se está hablando. En cualquier caso, he mirado datos del INE y en España había, en 2023, 6,5 millones de niños entre 0 y 14 años. Dos décadas atrás, la cifra era de 6,1 millones. El niño no ha desaparecido. Eso sí, una parte más que sustancial, para desesperación de las Orriols del mundo, corresponde a niños de pantones más coloreados, con nombres de pila que sortean el santoral católico ya menudo con una menor media de renta. No sea esto último lo que estadísticamente ha empujado al consumo de marca blanca (en detrimento de una leche que hacía bandera de su precio más elevado como argumento de calidad).
El dueño de Pascual no suelta ningún discurso populista, pero cuando el diario le aísla la frase y la convierte en titular acaba teniendo unas connotaciones que alimentan la parroquia delEspaña ya no es la que era. Explicar que el retroceso del consumo de leche puede tener que ver con el empobrecimiento –económico y nutricional– de los niños en el Estado ya no interesa tanto: habría sido una bocanada demasiado amarga para el lector deEl Mundo.