A través de las redes se ha hecho viral un vídeo en el que se puede comprobar que un presunto reportero del programa Horizonte de Cuatro se embadurna expresamente el pantalón con barro antes de hacer la conexión en directo. Éticamente, es execrable, porque convierte el drama de los demás en un disfraz personal. Desde el punto de vista periodístico es representativo de las múltiples grietas del oficio: la utilización de youtubers en relatos informativos, la espectacularización de la desgracia y el vacío narrativo. Pero que el influencer Rubén Gisbert se ensuciara expresamente no es lo más grave que ocurrió en Horizonte este domingo.
Iker Jiménez es, desde siempre, un gran sensacionalista. Además, desde hace años, exhibe una ideología con tufo ultraconservador. Hay varios ejemplos cada semana. Jiménez se ha dedicado durante décadas a hablar de extraterrestres y espíritus. Y ahora, aborda la actualidad con el mismo rigor periodístico, es decir, ninguno. Cuenta con la estrecha colaboración de youtubers que en las redes difunden discursos del odio y mensajes ultras. Muchos de sus invitados habituales son guardias civiles o personajes vinculados a este cuerpo que aparecen como supuestos expertos en seguridad y otras disciplinas. Algunos especialistas se jactan desde la mesa del programa de ser fascistas, como respuesta reaccionaria ante actitudes sociales progresistas. Desde la más absoluta prepotencia discursiva, Iker Jiménez cuestiona el sistema democrático y las autoridades defendiendo posicionamientos radicales que conectan con valores de ultraderecha. Copia los modelos más trumpistas para dar mítines que difunden el miedo, y asegura siempre que dispone de información privilegiada y que ha visto cosas increíbles. Crea la sensación en el espectador de que él es el único que está difundiendo informaciones que el resto de medios quieren esconder. Insiste en la existencia de un horror muy grande que tiene que caernos encima ante la incompetencia de las autoridades. Se recrea en teorías de la conspiración. “Esto es importantísimo. Esto tiene que saberse”, no para de repetir. El domingo tenía testigos anónimos cubiertos con pasamontañas y capucha para hablar de Valencia. Un youtuber vinculado a la extrema derecha se presentó en el plató blandiendo una bandera española: "Soy Ángel Gaitán y soy facha", anunció. Luego añadió varios comentarios racistas. Este individuo e Iker Jiménez se han autoerigido como los grandes guerreros de la tragedia y se atribuyen el papel de únicos gestores competentes del desastre.
El presentador exhibía su coraje e intrepidez para informar desde Valencia. Un periodista que se cree el salvador y el héroe se convierte en temerario. No es que se embadurnen los pantalones, es que intoxican, crispan y distorsionan el contexto informativo. Mediaset está tolerando y avalando ese despropósito sin tener en cuenta las consecuencias de estas barbaridades para las víctimas de la gota fría. Es la marca de la casa: sacar rédito a la desgracia ajena. Están aprovechando a los muertos para vender la ideología más peligrosa.